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miércoles, 9 de enero de 2013

Los partidos políticos,..¡Qué frustración!!

Venecia Joaquín.


En estos días en que se desea paz y prosperidad, he estado pensando en la población dominicana donde hay tanta miseria e inseguridad. ¿Cómo ayudarla a ser feliz?  Viene a mi memoria la importancia de los partidos políticos. Son  las herramientas de trabajo más efectivas, en las naciones que prefieren el sistema democrático. Conjugan ideologías,   anhelos de la gente, tácticas y estrategias,  lideres con coraje, rumbo al bien común.
   
Cada partido tiende a organizarse, definiendo objetivos y métodos a seguir. La idea es trabajar por la justicia social y el  desarrollo integral. Lamentablemente, algunos pierden el camino. Caen en la anarquía, dictadura o se convierten en mercaderes al servicio del mejor postor. Los  malos ejemplos, deforman y atrasan la población.
   
Los partidos, no deben manejarse para beneficio personal, ni desgastados, divididos ni insertados en una determinada parcela. Deben mantenerse en buenas condiciones para hacer el trabajo por el bien común. Ser ejemplares, servir  de parámetros. De ahí que, debemos estar atentos a sus dirigentes. A veces, el   poder los ciegas y la ambición es mala consejera.
   
Desorientan los militantes cuando se utilizan para fortalecer el Ego débil de  individuo, olvidando que es un instrumento al servicio de los mejores intereses de la mayoría. No puede haber paz ni prosperidad, cuando los líderes abandonan la meta.
  
 Gracias a  partidos,  hay sistemas democráticos que  funcionan. Eligen el Presidente con el voto popular. Los  que quedan en la oposición, tienen mayor responsabilidad. Deben estar atentos para señalarle cuando se desvía de cubrir las necesidades y respetar los derechos del pueblo. Hoy, por múltiples razones, el gobierno tiene pocas voces que le reclamen. En las condiciones y en la forma en que trabajan los partidos políticos, no hay manera de progresar.

Nunca he podido militar en  uno.  Me enferma  pensar ser dirigida por líderes caprichosos, prepotentes, descarados o demagogos inteligentes, que anestesian la población pero no ayudarla. En libertad, digo lo que pienso. Reconozco que soy dura al juzgar aquellos líderes, que teniendo  condiciones y oportunidad de ayudar, no lo hacen.  Es mi manera de llamarlos al orden. Me duele que utilicen sus habilidades, para proteger  indelicadezas, enriquecerse y a cambio de dinero, comprometer el futuro de la población.
   
¿Qué lecciones dan las actitudes y acciones de algunos? ¿Enseñan a ser honestos, compartir, trabajar por buena lid? No. Me duele su indolencia. Solo Dios sabe, el  profundo desprecio que siento por los que  en lugar de servir al pueblo, se dedican a servirse del mismo.
   
El lema “servir al partido para servir al pueblo”, es un arma de doble filo. Se presta a confusión, a cualquier interpretación. Creo que la idea es mantener en buenas condiciones  la organización política, para  ayudar la población. Sin embargo, en la práctica, significa que la militancia de alto nivel  se beneficie primero y los desperdicios,  se los dan de limosna al pueblo, en tarjetitas. Indiscutiblemente,  que el relevo es saludable. Los dirigentes se desgastan  y pierden el rumbo. Los cambios invitan a evaluar y renovar, aunque sea en la etapa inicial. “Escobita nueva, barre bien”.   Algo queda mejor.
   
Sueño  que algún día, surjan  líderes que institucionalicen la nación, para que siguiendo criterios normativos, tengamos accesos a los bienes y riqueza; que en lugar de satisfacer sus necesidades personales, piensen en las nacionales; que no  negocien ni vendan, las herramientas, es decir,  los partidos  políticos, destinados a elevar el nivel de vida de la población. 

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