sábado, 10 de noviembre de 2012

Violencia indiferente

 por: Dunia De Windt

Cómo está la situación en este país, nadie está a salvo, ni en su propia casa. La degeneración en los casos de violencia social que estamos viviendo desde hace años, son demenciales.
Estamos inmersos en una vorágine constante de hechos lamentables en que aquellos que comenten algún perjurio, sólo son enfrentados en la justicia a una mera “medida de coerción”.  Algo que te deja atónito, dada la gravedad de los actos cometidos, y la tardanza y lentitud de las autoridades judiciales, para hacer justicia.  Entendiendo que por medida de coerción, en un proceso penal, son actos que limitan la libertad de una persona con el objetivo de resguardar la aplicación de la ley penal. Según los entendidos, para aplacar el asombro de la sociedad, nos explican que la medida de coerción, si es de carácter personal, tiene como finalidad asegurar la presencia del imputado en el juicio y evitar que obstaculice la averiguación de la verdad.  Luego del año pautado con esta aplicación, viene la supuesta condena penal.
Pero, ¿qué sucede al año de la “medida de coerción” con el delincuente?, ¿Quién da seguimientos a los expedientes y a que ese individuo cumpla condena? Lamentablemente, estas preguntas nos inundan como sociedad, porque leemos y vemos que muchos de estos criminales son reincidentes en sus acciones, y caminan por nuestras calles.  Desgraciadamente, un hecho de hoy, es superado por el de mañana.
Mientras tanto, la Policía y demás autoridades del orden público, dicen hacer todo lo que está en sus manos por remediarlo. Pero, ¿qué paso con el vil asesinato, recientemente,  del fiscal adjunto Omar Álvarez, asesinado por un hombre con decenas de denuncias interpuestas?, ¿Hasta dónde llega la indiferencia de la misma policía frente a la violencia desatada en este caso, y otros más? La Policía cada día, acribilla delincuentes, y la justicia dicta sentencias preventivas de risa.
Esa justicia, continúa siendo débil, y sin visos de cambio. Llevamos años tratando y exigiendo como sociedad, una reforma al código penal, y los años y los hechos lamentables ocurren y todavía nada.  Nuestro código penal es de pena!
Respecto a este tema, hace ya unos meses, el máximo representante del Ministerio Público, Francisco Domínguez Brito, dijo que hay cambiar el mecanismo por uno más eficiente y disponer de mejores herramientas para ser más efectivo el control de la violencia.
La cifra de 509 homicidios entre abril y junio, de este año, es casi el doble en la actualidad. Necesitamos autoridades más comprometidas con la sociedad, y una justicia que resuelva sin atenuantes. De lo contrario, seguiremos nadando en las mismas aguas.

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