martes, 6 de enero de 2015

Vuelta a la realidad

El año 2014 terminó dando cuenta de decenas de muertos en su mayoría por accidentes de tránsito; el escándalo de la DICAN, departamento antidroga de la PN involucrado con el narco; y el robo “millonario” en el AILA de mercancías de los courriers. Por su parte el 2015 se inicia con la prensa diaria dando cuenta de: ladrones se roban el cableado del túnel de la UASD; trama criminal contra la vida del Procurador, frente a lo cual el propio Procurador lo atribuye a la especulación, mientras el Jefe policial advierte que investiga la denuncia; incendio destruye el Mercado Nuevo de la Duarte en SD; en tanto que el Jefe de la PN califica de “vulgares delincuentes” a los agentes de la DICAN.
    
Son todos estos hechos reveladores de una cotidianidad descompuesta que describe a una sociedad y una economía caracterizadas por lo ilícito y la delincuencia que hace insegura la vida ciudadana, como consecuencia de un contexto socioeconómico que obliga a los agentes económicos y a todos los actores individuales a moverse y motivarse por la búsqueda afanosa del “peso” y la maximización de la “rentabilidad”. En ese marco la institucionalidad basada en el respeto a la Ley y la autoridad resultan un estorbo, que hay que debilitar, al tiempo de involucrar a la autoridad a la lógica de esa nueva racionalidad de la actuación económica, donde se hace imprescindible abandonar la ÉTICA como directriz que rija la conducta lícita.   
    
En ese nuevo marco de actuación solo se hace válido la “eficiencia” pervertida en “pragmatismo” y la “factibilidad” pervertida en “oportunismo”, desviaciones éstas muy presentes en el comportamiento de los políticos, mayores responsables de ese estado social transformado, pero inseguro y descompuesto, que por lo demás, propicia la desigualdad social, la pobreza y la ignorancia de la mayoría de la población, para la cual la mayor compensación se traduce en otra perversión de la política, tal como lo es el “clientelismo patrimonialista” que estimula en los actores partidarios la motivación individualista del “búscame lo mío”.
    
Por esas razones se hace imperativo que en el país se propicie la “transformación de lo transformado”, mediante la movilización de la población hacia un gran cambio que tenga como punto de llegada una sociedad y una economía en crecimiento pero con inclusión de todos en los beneficios y dentro del marco de una institucionalidad donde se recupere o se establezca la jerarquía de la ÉTICA como disciplina rectora de lo lícito o permitido, armonizándolo con lo eficiente, lo oportuno y lo factible, de modo que la transformación dé lugar a un orden social más armónico, con justicia social, seguridad ciudadana y una fuerte institucionalidad del Estado.

Fatal esperanza

Ese es el cambio deseado y el gran desafío para el año 2015. Lamentablemente, los políticos amenazan con retornar al pasado. La única esperanza que se levanta contra ese azaroso vaticinio, dada la locura de la oposición, es la reelección del Presidente Medina, cuyo liderazgo parece más cónsono o razonable frente a los grandes desafíos de la República.

¡Qué fatalidad, la esperanza es la reelección!

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