martes, 15 de abril de 2014

Mensajes cristianos ante la descomposición

La descomposición moral en la República Dominicana se ha expandido por todo el tejido social y peligrosamente dentro de las instituciones públicas, las cuales deberían ser garantes no sólo de los derechos fundamentales de los ciudadanos, sino de todo el orden social y moral, así como de la soberanía de la República. Ese mal social se asocia a la corrupción y a la impunidad, con su secuela de criminalidad y delincuencia, suicidios, feminicidios y atracos, expresiones todas propias del estado de violencia generalizado que abate la vida de los dominicanos. Ese es el cuadro general que retrata la descomposición social y moral, consecuencia de un modelo socioeconómico que privilegia el materialismo del dinero con exclusión de todo respeto por los valores y principios que han de normar la vida humana.
    
Por esas razones, especialmente para los dominicanos de hoy, vienen muy bien los mensajes cristianos que con motivo de la Semana Santa, emite la Iglesia a través de sus voces más autorizadas. En este sentido, el Papa Francisco inició el Domingo de Ramos en Roma, preguntándoles a los católicos si son traidores como Judas, o si por el contrario son como José que portó con amor el cuerpo de Jesús. La traición a Jesús es también el abandono de los valores morales y espirituales presentes en el mensaje cristiano, que indica el camino para que la humanidad viva en paz y en abundancia, sobre todo en amor con los demás. Por eso en medio de tanta barbarie provocada por la descomposición moral, el mensaje del Papa es un llamado para que la gente retorne al amoroso mundo de los valores y soslaye el mundo materialista del dinero y del consumismo placentero y degradante. Por su parte el Arzobispo de Santiago, al dar inicio a la Semana Mayor, exhortó a los fieles a no ser corruptos ni hipócritas, desviaciones muy presentes por la descomposición moral reinante y que traicionan el mensaje de vida de Cristo.
    
Hoy más que nunca, en un mundo lleno de ambiciones materialistas que brotan de un sistema económico que impone como regla exclusiva y avasallante la avaricia por el dinero como símbolo del falso “éxito” y que induce al odio y a la guerra, se hace más necesaria la visión cristiana sobre la vida, la cual además de privilegiar la vida espiritual, nos enseña el modo de conducta para la vida, preservándola en condiciones humanas y ambientales en armonía con el valor-guía del amor a Cristo y del próximo. 
   
 El mensaje cristiano, en esta época de la Semana Mayor, debe motivar a la reflexión, humana y crítica, para que se extraigan lecciones útiles y orientadoras, que sirvan para corregir tantas inconductas, tantas rebeliones contra la Ley y la Justicia, sobre todo para que los líderes políticos, sociales y empresariales, pongan sus influencias al servicio del cambio de conducta de la gente formándola en valores y del cambio de rumbo del modelo económico que propicie un nuevo orden que beneficie a todos y moralice a toda la Nación.

¡Encontremos en el Mensaje el camino que permita superar el estado actual de descomposición!  

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