miércoles, 23 de abril de 2014

Gabo de América

Moisés EstévezPor Moisés Estévez.--En efecto, nos referimos al laureado escritor colombiano, Gabriel José De La Concordia García Márquez, el mismo que escribió Cien Años de Soledad, obra que cuenta acerca de la familia Buendía, en el imaginario poblado de Macondo.                 

En esta fantástica obra, por cierto todo un referente del Realismo Mágico, (ese género artístico y literario, que presenta lo irreal y extraño, como algo cotidiano y común) García Márquez, trabajó en ella por espacio de veinte años, en la cual desarrolla el imaginario pueblo de Macondo, que no es más que el trasunto de su propio pueblo natal y al mismo tiempo, de su país y de su continente. Narración de perfecta estructura circular, el relato realza un mundo propio, la recreación mítica del mundo real de Latinoamérica. Su técnica narrativa, enlaza con la tradición literaria latinoamericana, iniciada con los relatos de los colonialistas, cargados de leyendas y elementos sobrenaturales, motivados por el recóndito choque, entre lo conocido (el viejo mundo) y la cultura de los foráneos que emigraban (sobretodo los españoles) y la abundante y extraña presencia del “Nuevo Continente”. Dentro de sus obras literarias, cabe mencionar: El caníbal (1955). Un día después del sábado (1955). La mala hora (1961). El coronel no tiene quien le escriba (1961). Los funerales de la Mamá Grande (1962). Cien años de soledad (1967). Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo (1968). Relato de un náufrago (en formato de libro, 1970). El otoño del patriarca (1975). Posteriormente, Crónica de una muerte anunciada (1981). El amor en los tiempos del cólera (1985). Del amor y otros demonios (1994). Vivir para contarla, (Autobiografía en formato de novela, 2002). Memoria de mis putas tristes (2004). El Rastro de tu sangre en la nieve... entre otras. Debido a un cáncer linfático, que le diagnosticaron hace ya algunos años, fue que decidió escribir “Vivir para contarla” y también se le atribuyó un supuesto poema de despedida, titulado “La Marioneta”, en el cual expresa: “Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso pero, en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco y soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía mientras los demás hablan, y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate... Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto no solamente mi cuerpo sino mi alma. Dios mío, si yo tuviera un corazón...   
     
 Escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos... Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor. A los hombres les probaría cuán equivocados están, al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse. A un niño le daría alas, pero dejaría que el solo aprendiese a volar. A los viejos, a mis viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad, está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su puño, por vez primera, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre. He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse. Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo...
    
Este grande de las letras partió de este mundo el 17 de abril del 2014 a los 87 años de edad. 

0 comentarios:

Publicar un comentario