sábado, 20 de septiembre de 2014

Nivelando el desnivel

Uno de los indeseables mecanismos prevalecientes en las sociedades humanas es el desequilibrio entre aquello que el ser humano percibe como renta o salario y el valor total de aquello que le es conveniente, aprovechable o útil y que no es de propia producción, por lo cual se obliga a procurar su adquisición de manos de quienes lo generan o lo distribuyen, con el consiguiente desbalance, conducente a la reducción de los bienes corrientes o de capital de quien sufre los efectos de esa situación.
   
Desde el inicio de la devaluación del peso dominicano, hace ya seis o siete lustros, este fenómeno se acentuó y ninguno de los procedimientos encaminados a superar el fenómeno ha dado resultado, pues muchos técnicos y economistas contemplan una salida por vía del aumento de los ingresos del dependiente; pero cada vez que se han dictado reglamentos dirigidos a aumentarsueldos y salarios, los precios de los bienes y servicios han seguido idéntico camino, perdiendo el peso y el ingreso el valor adquisitivo mantenido hasta poco antes que, de todas maneras, era insatisfactorio.
   
Se habla por estos tiempos de un aumento de los sueldos y salarios para conseguir un aumento del consumo, mejoría de las operaciones de comercio y estímulo a la producción; pero como siempre, cuantos esto pregonan, olvidan que como secuela sobrevendrá el indeseable desequilibrio, un fenómeno económico indomable que desde 1979 viene probando que las bridas colocadas son las menos aconsejables.
  
Por supuesto, pregonar la necesidad de que se aumenten los sueldos y salarios permite construir una figura de grata recordación, indispensable en el ámbito de la politiquería nacional; si bien tal pregón no resuelve el problema, pues cumplido el objetivo, se retrotrae la economía nacional al sufriente desequilibrio, esta vez con más elevados emolumentos, aunque también con más altos precios de los bienes y servicios y menor capacidad adquisitiva de la moneda nacional y de los salarios.
  
Un camino pocas veces transitado, escasamente comprendido y difícilmente emprendido, marcha por la ruta de la mayor productividad de cuanto se hace, mayor diversidad de la oferta local de bienes y servicios, la adopción de innovaciones dirigidas a crear ofertas y productos y depender menos de la inflación importada.

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