jueves, 31 de enero de 2013

La ideología, el béisbol y su promoción comercial


1.- En el cerebro de los seres humanos se alojan ideas y conceptos que luego hacen posible la representación de imágenes, que guían al receptor de las mismas a formarse un juicio, reflexionar con relación a un objeto, y hasta vivir una quimera o fantasía. 
    
2.- La inteligencia, el talento, la lucidez de una persona hace posible la comprensión de lo que le llega a su cerebro desde el mundo exterior, por tener a su alcance un objeto, por la lectura o la palabra emitida de viva voz. En forma contraria reaccionaría el estúpido, a quien se le haría difícil asimilar lo que recibió en su masa encefálica.
    
3.- Los seres humanos reciben en su cerebro ideas agradables y desagradables, edificantes y cursi, elegantes y vulgares, dependiendo de la sociedad donde desarrolla sus actividades. 
    
4.- La asimilación de un conjunto de ideas de naturaleza política, económicas, religiosas y filosóficas, hace posible que en el cerebro de la especie humano se fije su ideología, la que luego será algo así como una guía para las acciones de su vida. Esa convicción doctrinaria le seguirá a todas partes, como la sombra acompaña al cuerpo.
    
5.- El sistema social resulta determinante en la creencia, y condiciona el ideario de la persona. Cada ordenamiento social de un país trae consigo sus ideas, las cuales penetran en la cabeza de los integrantes de la sociedad,     6.- Por las forma como está organizada la sociedad dominicana hoy, ella genera mecanismos que en forma muy sutil ponen a pensar a la generalidad de los que aquí habitamos, como conviene, no a la mayoría, sino a la minoría nacional.
    
7.- La penetración de la ideología dominante en nuestra sociedad es tan efectiva que es recibida y digerida por la gran mayoría de nuestro pueblo, con una obediencia que asombra; no hay que hacer presión material alguna para que el veneno ideológico llegue a lo más profundo de la conciencia popular. 
   
 8.- En determinados momentos, los hombres y mujeres de nuestro pueblo toman actitudes de sumisión como si fueran borregos o loros amaestrados; con el agravante de que se da hasta en personas normalmente inteligentes y con firme lucidez.
   
 9.- No debemos olvidar que ideólogos nacionales y extranjeros trabajan para diseñar políticas, fórmulas, doctrinas, tácticas y estrategias a los fines de influir en la conciencia de aquellos a quienes buscan, con sutileza, hacer victimas de sus maquinaciones.

II.- LA RAZÓN DE ESTE ESCRITO AHORA. 
    
10.- He decidido escribir este artículo porque a raíz de mi decisión de no volver a los estadios de béisbol profesional del país, un amigo me escribió diciéndome que las razones que expuse para retirarme de los estadios, son las mismas que se dan al presenciar los juegos por televisión o escucharlos por radio.
    
11.- Aprovecho la ocasión para decirle a mi dilecto amigo Luis José Iglesia Elis, que asistir al estadio a ver un juego de béisbol invernal, resulta diferente a verlo por televisión, porque aquel que decide entrar a un estadio de béisbol está atrapado, no tiene escapatoria; debe ponerse una venda en los ojos, abandonar el play o quedarse presenciando el partido. No ocurre lo mismo cuando se escoge disfrutar el juego ante el televisor. 
    
12.- En los últimos años le he dado seguimiento al béisbol profesional dominicano, por medio de los diferentes canales de televisión que los equipos contratan para tales fines, principalmente aquellos que se encargan de la transmisión de los partidos en los cuales intervienen las Águilas Cibaeñas.
    
13.- Desde antes de sentarme en mi mecedora para ver el juego, lo primero que hago es prepararme mentalmente, consciente de que con los anuncios y comentarios puedo llegar a ser condicionado ideológicamente; por lo que procedo a eliminar en su totalidad el sonido, para sólo ver las imágenes del partido; en casos excepcionales, escucho anuncios y comentarios en el curso de los juegos.
    
14.- Es cierto que algunos de los equipos de nuestro béisbol invernal profesional cuentan con excelentes narradores y comentaristas; verdaderos maestros de la narración y conocedores de las distintas situaciones que presentan, o se pueden presentar, durante el desafío; pero algunos, o la mayoría, se autocensuran, o se inhiben, para no emitir con objetividad lo que, real y efectivamente han visto, y que es en verdad lo que ha ocurrido en el terreno de juego.

III.- CASOS DE AUTOCENSURA EN LA NARRACIÓN 
DE NUESTRO BÉISBOL PROFESIONAL.

15.- Para demostrar lo antes expuesto, me voy a permitir traer a colación un comentario hecho por un comentarista de la cadena de televisión del equipo Escogido. Veamos. 
    
16.- En un partido efectuado durante el pasado campeonato, en el Estadio Quisqueya, entre los equipos Gigantes y Escogido, un corredor de los rojos avanzó desde segunda base hasta la tercera; sintiéndose atrapado, procedió a lanzarle un puñetazo a Wilson Valdez, lo que motivó a que éste, por el golpe recibido, dejara caer la bola que ya tenía dominada en su guante.
    
17.- Aunque fue notorio el hecho de que el golpe motivó que Valdez perdiera la pelota, el comentarista dijo que no, que la tercera base- Valdez- nunca había tenido el control de la misma.
    
18.- Doy fe que vi cuando Wilson Valdez, recibió la pelota, y procedió a tocar al corredor; al instante Valdez fue alcanzado en su brazo por un golpe tan contundente como aquel que en la pelea del día 7 de diciembre de 2012, Juan Manuel Márquez le aplicó a Manny Pacquiao, lanzándolo al piso del cuadrilátero dejándolo por algunos segundos moribundo.
    
19.- Cosas como la expuesta en la cita anterior ocurren a cada momento en los juegos efectuados, narrados y comentados, en el curso de los campeonatos de béisbol efectuados en el país.
    
20.- La situación de autocensura en la transmisión de los partidos de béisbol, se ha generalizado tanto que hay un lenguaje especial para decir la verdad sin decirla; hay que ser algo ágil de mente, o familiarizado con la jerga de algunos comentaristas deportivos, para darse cuenta lo que en realidad ha ocurrido en la jugada supuestamente dudosa.
    
21.- Por ejemplo, cuando el narrador dice: “La jugada fue cerrada o apretada”, lo que quiere decir es que lo vio en sentido contrario a como lo decidió el árbitro”.
    
22.- De igual manera, cuando el que narra precisa “me pareció bola”, es que el lanzamiento fue cantado por el “umpire” Strike. También se utiliza el estribillo: “El árbitro pudo haber cantado en uno u otro sentido”.
    
23.- Debo precisar que los narradores y comentaristas no son empleados de los fanáticos que ven y escuchan los juegos, sino de las empresas que les pagan por su trabajo, labor que debe ser ejecutado conforme la conveniencia o interés de la empleadora, no de los televidentes.
    
24.- La libertad del comentarista o narrador está condicionada; la opinión que quiere escuchar del narrador el fanático, no la quiere oír el dueño del equipo de béisbol que le paga.
   
 25.- Por ejemplo, si un jugador importado no está rindiendo para el conjunto que lo contrató como refuerzo, el narrador no puede emitir su opinión diciendo: “Éste señor no ha cumplido con lo que de él se esperaba; en cincuenta turnos sólo ha disparado cinco hit, no ha empujado carrera y se ha ponchado en quince ocasiones”.
    
26.- Aquel que se dispone a escuchar un juego de béisbol profesional en nuestro país, debe estar convencido de que no va a oír la verdad, sino a interpretar lo que ha escuchado.
    
27.- En el mundo de los negocios publicitarios, siempre se toma en cuenta lo que conviene a la empresa que paga la publicidad, sin que cuente para nada aquel que ha de digerir el mensaje, o sea, el fanático que presencia o escucha el juego.
   
 28.- En la operación comercial del béisbol profesional, en la venta y compra de la mercancía anuncios, hay varios componentes: a) La compañía propietaria de la emisora o canal de televisión que se encarga de transmitir los juegos; B) La empresa que vende el espacio de radio o de televisión; c) la sociedad que compra el espacio publicitario de radio o televisión; d) el narrador o comentarista y, e)   el que va a oír o ver por televisión el mensaje que la empresa compradora del espacio procura que su producto comercial se fije en el cerebro de quien está viendo o escuchando el partido, el fanático oyente o televidente.
    
29.- En todo el tinglado alrededor del cual se mueve la comercialización, difusión y recepción de la pelota profesional, cada ente social desempeña su papel; tiene su interés y busca alcanzar el objetivo perseguido: que es que lo que se comercializa, vende y difunde, llegue a quien va dirigido, que no es otro que aquel que por escuchar o ver reiteradamente por televisión un producto, lo consuma por haber sido ideológicamente cautivado.
    
30.- Ese oyente o televidente que antes de tener en forma permanente a su vista u oídos, el nombre de ese producto comercial, había sido un televidente u oyente libre, en lo adelante será un esclavo de su consumo.
    
31.- A cualquier persona que se coloca delante de un televisor a presenciar un juego de béisbol le resulta muy difícil mantenerse liberada del bombardeo de anuncios que recibe, cuando sustituyen al lanzador; en el tránsito de la bola hacia el plato; si el bateador hace o no contacto con la pelota, y finalmente si es ponchado o llega a primera por transferencia.  
    
32.- La comercialización de la pelota profesional le saca provecho al más mínimo segundo, sin importar que sea con una bola, un strike, un foul, un dead ball, un sencillo, un doble, un triple o cuadrangular; un lanzador que golpea al bateador, un robo de base, o si el pitcher es sustituido por otro.
    
33.- Es un pandemónium escuchar por radio o ver por televisión un juego de béisbol profesional dominicano. No todo el mundo está preparado para resistir, sin caer vencido, las 200 menciones en un partido de pelota, la marca de una pastilla anticonceptiva por un lado, y la indicación para el uso de otra que hace posible la erección, o para evitar un embarazo.
    
34.- La promoción de la mercancía de quien paga el anuncio, quiere que aquel que lo escucha o ve por radio o televisión, lo acepte; es una obra maestra de quien diseña el mensaje publicitario. Al observar un anuncio en el curso de un juego por televisión, nos damos cuenta que ha sido elaborado detenidamente por un cientista de la publicidad, para empapar, hacer colar el producto en lo más profundo del cerebro receptor. 
    
35.- Es de suponer como va haciendo base en el cerebro la reiteración de la palabra “tómate la…; úsala… con confianza; disfrútala plenamente, etc”.
Esas ideas se traspasan de la voz del locutor que la pronuncia a la conciencia, a la cabeza de quien escucha o ve el juego. La idea emitida no se queda en el aire, en la superficie; ella va directamente a donde la dirigen, al futuro adquiriente del producto.
    
36.- En la promoción de los comerciales de nuestra pelota profesional no hay limitación alguna, porque aquel a quien le encargan su diseño se esmera en hacer su trabajo lo más ingenioso posible, sin importar que con su mensaje lesiona o no a un cerebro inocente o letrino.
    
37.- Como ejemplo de lo antes dicho, tomo ahora un anuncio que en el pasado torneo de béisbol profesional estaba promocionando por televisión un insecticida. En el mismo se presentan dos hermosas niñas, con sus faldas sumamente cortas, haciendo uso en sus espalda del producto; cuando está terminando el comercial, aparece un joven haciendo una pregunta preñada de malicia, que deja en el televidente la idea de que el producto- el insecticida- no mata insectos, sino otra cosa que puede ser cualquiera, menos un insecto.
    
38.- El televidente, que en su mente combina las cortas faldas de las dos niñas, su sexualidad y sus sonrisas, con la pregunta que hace el joven,  se da cuenta que la promoción tiene una parte  capciosa que es la determinante en la misma.

Conclusiones

1.- El contenido ideológico figura como componente esencial en la promoción comercial de las actividades de toda índole que se dan en el seno de la sociedad dominicana y, como es natural, en la promoción y transmisión de los partidos de béisbol profesional.
    
2.- La amplia profesionalidad de nuestros narradores y comentaristas deportivos se ve limitada por la misma naturaleza del negocio de la pelota rentada.
    
3.- Es evidente el talento de la generalidad de los artistas que intervienen en la elaboración de los anuncios que pasan por los canales que emiten los juegos de béisbol de invierno.
    
4.- Las promociones que se hacen por la televisión en el curso de los juegos de béisbol profesional de invierno, aunque no son de mi agrado, debo reconocer que son ingeniosas, aunque algunas de mal gusto.
    
5.- Aunque no he hecho un estudio pormenorizado, tengo la creencia de que de los seis equipos que participan en los campeonatos de béisbol profesional dominicano, la cadena de transmisión de mi equipo, Águilas Cibaeñas, es la que cuenta con el mejor material humano profesional para la narración y comentarios de los juegos, pero el cúmulo de anuncios desnaturaliza su trabajo y le resta profesionalidad y calidad.
    
6.- No sé cuándo, pero algún día en el país se va a organizar legalmente el derecho de los televidentes a no ser usados como recepcionistas de promoción comercial interminable y de poca calidad.
    
7.- Ante la dificultad de estar en un estadio de béisbol profesional en mi país, me siento bien presenciando los juegos por televisión, porque me limito a verlos, sin dejarme confundir ni manipular desde el punto de vista ideológico.

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