viernes, 27 de diciembre de 2013

Perspectivas del régimen de partidos

La gente común y en su mayoría los opinadores públicos autorizados no logran ver, percibir y definir los cambios fundamentales que se han ido tejiendo en el mundo político y especialmente en el mundo de los partidos. A medida que el criterio de legitimación de la autoridad se fue modificando de un criterio fáctico de que “el caudillo designa”, hacia uno democrático como el que dice que “el pueblo elige”, el clientelismo auspiciado por los partidos en medio de la expansión del mercantilismo, fue distorsionando el criterio democrático hasta llegarse al criterio definitivo de que “el dinero elige”. 
    
Esa transformación no sólo amplificó los modelos de autoridad política y partidaria corrompidos, sino que ha dado lugar a una grave descomposición de los partidos que los ha desacreditado ante la opinión pública y la población en general, aunque por efecto del clientelismo mantienen una tensa estabilidad en el sistema de partidos. En ese panorama hay que reconocer que el partido de gobierno (PLD) que cumplirá un período de doce años consecutivos en el dominio del Estado, ha sacado una clara ventaja por sobre los demás de la oposición, los cuales en su mayoría han caído en un estado de confrontación interna que los divide y los debilita para hacer una oposición efectiva. El caso más sobresaliente por su incidencia en la población es el del PRD.
    
La situación anterior ha hecho, a su vez, que el PLD se haya convertido en un partido hegemónico que monopoliza y concentra el gran poder político en el Estado y en la sociedad. La popularidad del Presidente Medina le ha adicionado un mejor posicionamiento en el mercado de las preferencias electorales, por lo cual su posición se ha fortalecido, aún más, frente a los demás partidos del sistema. Por ello se habla de un régimen de partido único con su natural vocación a convertir la democracia electoral, formalmente vigente, a una dictadura de partido único que en el mejor de los casos buscaría un perfil similar a la que impusiera en México el PRI por más de 70 años. Esa perspectiva ha quedado públicamente sugerida por el ex presidente Fernández cuando vaticina un dominio hegemónico del PLD por al menos unos 40 años en el poder político de la nación.

Presagio realista

La gente no percibe esa realidad, porque tampoco hace conciencia de los resultados más sobresalientes de la gestión de gobierno del PLD: la conversión de su cúpula en una especie de “corporación” económica, integrándose a las tradicionales oligarquías nacionales e internacionales, lo que le da una base económica de sustentación; y la monopolización de todas las fuentes políticas del Estado y en particular de las llamadas altas cortes, con lo cual no sólo se ha protegido de los ataques judiciales y morales de sus oponentes, sino que al mismo tiempo ha manipulado la división y debilitamiento sobre todo del PRD, consciente de que éste es la única amenaza a su propósito de continuidad en el poder.
   
En ese panorama, entonces, las perspectivas presagian  una democracia electoral de concurrencia limitada de partidos con vocación hacia una dictadura de partido único.

¡Hagamos conciencia!   

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