lunes, 10 de diciembre de 2012

Una población indignada e irritada

Vinicio Guzmán Luciano

Cada día que amanece, el pueblo dominicano tiene una nueva.  Todo se pone en reforma.  Se reforma el fisco, se reforma la educación, se reforma la policía, se reforma la justicia, se reforma el sistema penitenciario, se reforma el código penal, se reforma la constitución, se reforma la empresa publica, cabe también la reforma agraria......  Pero bueno, y que es lo que hemos obtenido de tantas reformas.  Todos los días hay que ver la delincuencia que arropa a todo el país   Ya nadie se escapa, y gracias a Dios que no ha permitido que muchos hagan de la suya en un Estado de sitio y no un Estado de Derechos como debía ser la República Dominicana. 

 Cuando ocurre un hecho como un atraco, un asalto, o lo peor, la muerte por un delincuente, la población piensa en que le puede pasar también a ellos o algún familiar, con toda la impotencia del mundo de no poder hacer nada.  Pero todo el mundo le ha fallado a este país.  Se ha fallado en la educación, se ha fallado en la economía, en la justicia, en el Código Penal, en la empresa pública, en la Reforma Agraria.  En todo.
    
Por eso y otras cosas más, es que la población se siente indignada e irritada.  No hay salida, no se ve solución ni disposición de los que debieran tomar decisiones.  El presidente anterior le deja al de entonces un hoyo fiscal inmisericorde y que llega a los bordes, y entonces, lo que tuvo que hacer es, aumentar mas el déficit fiscal.  

Le pedimos encarecidamente al presidente Danilo Medina, que haga todo lo posible para no forsar del todo a la población  que vigile a los poderosos, las empresas, las industrias, para que no abusen, descargando los impuestos sobre la gente que ha cargado con los propios y los de ellos, (los ricos/as poderosos/as). Sabemos de las buenas intenciones del presidente, pero tiene que jugársela  ya que es parte de un partido, del cual tiene que responder a sus intereses. 

Hay que tomar decisiones, y tomarla ya.  La reforma a la policía no puede esperar, un sistema educativo que se convierta en orientador y concienciador, en vez de parálisis y las amenazas de transformar currículo  y no se hace nada.  

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