sábado, 6 de diciembre de 2014

NUEVOS DOCENTES

El tercer esfuerzo en línea por formar profesores escolares de un perfil distinto al que se encuentra en aulas, se encamina a cumplirse conforme afirma el Ministro de Estado de Educación, el Lic. Carlos Amarante Baret, pues conviene recordar que ya a fines del siglo XIX, con la obra cumplida en la Escuela Normal fundada y dirigida por don Eugenio María de Hostos, el país cumplió con una inicial tentativa en este sentido; una segunda etapa la impulsó el entonces Presidente de la República Rafael L. Trujillo a poco de contratar la llamada “misión chilena” y, ahora, se abren las expectativas de la nueva intentona.

¿Qué ha ocurrido? ¿Dónde se encuentra el fallo que tras la intentona inicial se cae en una especie de involución que retrotrae el proceso y deja caer el ímpetu con el cual se ha lanzado la maquinaria formativa?

Los técnicos del sistema de educación, el mismo Ministerio y, tal vez, los estudiosos de los problemas educativos, están llamados a intentar una explicación a los retrocesos, pues la generación impulsada por don Eugenio María debió mantenerse por largos años y, sin embargo del éxito de la escuela hostosiana y la presencia de los llamados “maestros normalistas”, el sistema educativo decayó al extremo de encontrarse en situación gravísima apenas traspuestos los primeros dos decenios del siglo XX.

El mismo esfuerzo impulsado con la creación del sistema de las Escuelas Normales con internado y de la pléyade de grandes docentes surgidas de ellas a lo largo de los decenios entre 1935 a 1962, no pudo sostener en años siguientes y la República Dominicana se ha visto denigrada en lo tocante a la calidad de la formación de estudiantes del sector público, al extremo de que evaluaciones realizadas por organismos internacionales en años recientes sitúan al país en posiciones vergonzosas.

¿Por qué estas decisiones de política pública son insostenibles en el tiempo y debido a cuáles circunstancias, la República se muestra incapaz de formar un nuevo docente de manera constante, acrecentando cada día, cada mes, cada año, la calidad de los futuros docentes llamados al relevo de los integrados en cada día, cada mes y cada año, antes que ellos? ¿Por qué la República tiene que ser concitada, cada determinados períodos, a formar “nuevos docentes”, como si nunca lo hubiese hecho antes?

Conviene que la Nación misma y no solamente un Gobierno Dominicano en un tiempo preciso de la vida de la República, se haga estas preguntas y se proponga que el llamado por un nuevo perfil de docente se haga y se logre por siempre.                              

0 comentarios:

Publicar un comentario