Desde hace un tiempo se escuchan las preocupadas voces de mucha gente, que sufre por los cruentos accidentes que en autopistas y carreteras, tienen lugar con resultados fatales para ocupantes de los vehículos envueltos en las colisiones o para ocupantes de viviendas cercanas, sobre las cuales van a dar los aparatos envueltos en los traumáticos sucesos.
Muchas teorías son emitidas respecto de las probables causas de estos choques y muchas otras se expondrán en el futuro; pero la verdad monda y lironda es que el dominicano no respeta regla ninguna, no ya relacionada con el movimiento vehicular, sino de ninguna naturaleza; y esta es la razón principal de que ocurran estos fatales accidentes.
Basta leer los informes policiales que se entregan a los medios de comunicación social respecto de estos sucesos, para darse cuenta de que, en buena parte de los accidentes, actuó un chofer temerario que intentó rebasar un vehículo que iba delante del que él manejaba, en una curva o en una subida desde cuya base no podía contemplar quién se movía en sentido contrario; o contemplar en varias autopistas, como la Duarte, cómo algunos choferes, por no llegar hasta un lugar de retorno, deciden manejar en sentido contrario, con el riesgo que ello implica.
Pero los dichos son, apenas, dos ejemplos entre muchos que podrían ser citados y que las autoridades deben disponerse a corregir, no después de sobrevenido el desastre, sino antes de la ocurrencia.
lunes, 11 de agosto de 2014
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