La suspensión del cargo como jerarca del Ministerio Público en la ciudad intramontana de San José de Ocoa, de José M. Cuevas Paulino, saca a la luz pública una práctica de viejo conocida y denunciada por personas que sufrieron o contemplaron persecuciones contra familiares a los cuales se instrumentaban expedientes basados en las calumnias emitidas por quienes detentan fe pública y a los cuales es difícil disputarle sus acusaciones.
La fílmica tomada con un teléfono celular y que muestra al Magistrado Fiscal en momentos de poner una pistola bajo el colchón de una cama en la vivienda de un acusado de tráfico de estupefacientes, para, sin duda, mostrarla durante el allanamiento como prueba acusatoria, ha develado un procedimiento que condujo muchas vidas a la criminalidad, pues, luego de las infames actuaciones de las autoridades, las víctimas de estas bajezas quedaban marcados y les resultaba difícil rehacer unas existencias tan perversamente destruidas.
Que este caso, al margen de la persecución contra el suspendido Fiscal actuante, sirva para dejar atrás estos mostrencos recursos tan propios de mentalidades cavernarias.
lunes, 25 de agosto de 2014
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