Por Lic. Jordi Veras Rguez..-Hace unos días me emocioné cuando leyendo uno de los diarios matutinos, llamó mi atención una noticia sobre un joven que había nacido sin brazos, iniciaba la universidad. Les comparto a groso modo lo que indicaba la misma, la cito: “El nacer sin brazos no es un obstáculo en la vida de Wellington Colón, quien se desarrolla con normalidad en sus labores de dibujar con los pies gracias a sus habilidades. Este lunes inicia sus estudios universitarios en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra”.
“Los dedos le permiten no solo escribir sus tareas, sino que usa el celular para comunicarse con amigos a través de las redes sociales. Recientemente Colón, quien el pasado sábado cumplió 21 años, terminó los estudios de bachillerato en el colegio Juan XXIII que regentea la PUCMM. Sus habilidades para dibujar hicieron que Colón se inclinara por la carrera de ingeniería civil. “Estoy cumpliendo mi sueño de ser profesional para ayudar a otros”.
Dice el joven: “Como soy una persona que le gusta mucho el dibujo, de inmediato supe que lo mío en mi carrera profesional tenía que ver con la ingeniería”,
“Mi vida es de normalidad, me la paso jugando con mis amigos, juego bolitas, bailo los trompos y me gusta dibujar como el que hice recientemente del cantautor nicaragüense Tony Meléndez con su guitarra, quien nació en las mismas condiciones que yo”,
Cuando leemos o vemos seres humanos de esta naturaleza, que su problema físico o su situación, no le son impedimentos para seguir adelante. Que su situación no necesariamente la marca los obstáculos que tengas o lo que tienes, sino quién eres al actuar ante esos retos y en qué te conviertes cuando los vas venciendo. O si eres capaz de aprender a través de cada uno de sus soluciones.
Este joven pudo haber sido uno de muchos que se sientan a lamentarse de sus problemas y situaciones, y sus limitaciones son mayores porque han perdido toda fe y confianza. Prefieren acomodarse y no luchar. Han decidido rendirse y no seguir adelante. Se dejan simplemente vencer. No dejan que su corazón se llene de bellas cosas por medio de las cosas pequeñasque mañana serán la que te harán un gigante. Han decidido llenarse odio, amargura, prejuicio, complejos y desesperanza.
El ejemplo de Wellington Colón, es el que requiere hoy día esta sociedad que padecemos, en la que reina la mezquindad y la maledicencia. Es una motivación para hacernos ver o recordarnos, que nada es imposible y que quién fue que dijo, que no se puede. Claro que se puede, cuando hay deseo y se tiene un corazón lleno de gratitud y nobleza.
Al Wellington Colón, su situación no le ha mermado su capacidad y tenacidad. No lo ha hecho un ser humano mal agradecido ni lleno de resentimiento por lo que ha tenido que sobrepasar, no. Al contrario, tienen un corazón tan grande como su fortaleza y entereza.
A ti que lo tienes todo, no necesariamente lo económico, de qué te quejas o lamentas. Sigue adelante, como el joven de esta historia. Sí, se puede.
martes, 16 de septiembre de 2014
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