Hoy envía el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional, el anteproyecto de Ley de Presupuesto General del Estado para el año 2015, que, de entrada, está limitado por tres partidas ineludibles y que, a partir de la introducción de este instrumento económico en las Cámaras Legislativas, se volverán apropiaciones insoslayables.
Esas partidas son el servicio de la deuda pública, sobre todo la deuda pública externa; el aumento vegetativo del 4% para la educación en escuelas y liceos públicos; y el subsidio de la producción y distribución de energía eléctrica.
El Ministro de Estado de Hacienda, Lic. Simón Lizardo, reconoce en cuanto a las obligaciones propias de la deuda pública, que su incremento es de alrededor de diecisiete mil millones de pesos, suma que, acota este diario, apropiada para programas de salud pública para recurrir a un ejemplo, permitiría combatir muchas de las afecciones que sufren los dominicanos por estos años.
Este Ministro recuerda que el nivel de servicio de la deuda representa un 47% del producto interno del país, es decir, que alrededor del cincuenta por ciento del esfuerzo productivo de quienes residen en la República Dominicana, está predestinado a pagar a los acreedores extranjeros. Esta es una pésima noticia, si bien tiene que admitirse que existen otros países sobre los cuales la deuda externa pesa con más onerosa fuerza, sobre su producto nacional.
Si bien dice el refrán que, parafraseado, asegura que mal de muchos es consuelo de tontos, lejos de sentir satisfacción porque el pago de intereses y capital de la deuda externa roza la mitad de los esfuerzos productivos nacionales mientras que en otros países tales obligaciones son más elevadas, lo aconsejable es que, a todo costo, el Gobierno Dominicano procure no seguir contratando empréstitos externos, porque al paso que se marcha llegará el momento en que todo el ingreso presupuestario estará comprometido con cubrir las obligaciones por deuda externa.
Que se apruebe con rapidez esta pieza legislativa que se remite hoy a las Cámaras, que no sesometa a cambios por intereses regionalistas, que se comprenda la limitación que acogota al gobierno central y que éste, a su vez, no siga optando por financiamiento externo para suplir el déficit de recursos determinado por el desequilibrio entre los ingresos y los gastos públicos, es deseo de este diario.
lunes, 29 de septiembre de 2014
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