El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha presentado en New York el informe “Humanidad Dividida” en el que se analiza la situación de la desigualdad en el mundo, destacando que el aumento de la desigualdad desde el 1990 ha vuelto al mundo a los niveles de la época de la II Guerra Mundial. A partir de ese año, “la desigualdad ha crecido en un 11% en los últimos 24 años y un 75% de la población en los países en vía de desarrollo vive en sociedades donde el ingreso se distribuye de manera más desigual que en 1990 y lo acerca a cifras de 1945”. El informe señala que en un mundo más rico que nunca, más de 1,200 millones de personas viven en situación de extrema pobreza y la distribución de la riqueza es tal que el 1% más rico de la población mundial posee cerca del 40% de los recursos, mientras que el 50% de la población posee el 1% de todos los recursos.
Entre los factores que se señalan como causales de tan dramática situación de la desigualdad en los países en desarrollo, se analizan entre otras condiciones la brecha tecnológica y el acceso al internet; y la globalización financiera y comercial que ha hecho más vulnerables a los países pobres. El PNUD sugiere la aplicación de políticas internas en cada país dirigidas a fomentar la redistribución de la riqueza a manera de disminuir la inequidad agravada con los años.
El informe del PNUD sobre la “Humanidad Dividida” recoge los hallazgos más sobresalientes de un trabajo de varios años de investigación, el cual debe hacer reflexionar a nuestros países sobre las condiciones establecidas por modelos de políticas públicas que persiguen el crecimiento de la economía dentro de una institucionalidad económica fundamentada en el “libre mercado” auto regulado y sin las “distorsiones” del Estado, pero cuyos resultados se han evidenciado en los procesos de modernización de la economía, al mismo tiempo que provocan la concentración de la riqueza, acentuando la desigualdad, tal como lo acaba de establecer el informe del PNUD. Además, dichas condiciones, provocan el grave problema del calentamiento global poniendo en peligro la vida humana en el planeta.
Nueva ola de reformas
Esos dramáticos resultados deben hacer volver a los países para que sus gobiernos reinicien una nueva ola de reforma del Estado, para que éste retome su necesario rol regulador del Mercado, de modo que lo ponga a girar en función de modelos de políticas económicas y sociales que persigan el desarrollo humano y sostenible de los países, para que se reduzcan los actuales niveles de la inequidad social y de pobreza creados por el llamado “capitalismo salvaje”.
Esta reorientación de las políticas públicas a partir de una nueva reforma del Estado en todos los países, se hace una necesidad inminente no sólo por la situación de la desigualdad y la pobreza en los países en desarrollo o pobres, sino porque el modelo mundial de la economía neoliberal, también ha dañado a los países desarrollados, los cuales han entrado en una crisis sistémica que reduce su bienestar, al tiempo de ampliar la población en situación de pobreza.
viernes, 31 de enero de 2014
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