Muchas veces en la vida vamos caminando sin rumbo fijo. Vamos actuando en masa, siguiendo los caminos de otros. Haciendo lo que los demás esperan de nosotros. Proyectando la imagen esperada y socialmente aceptada.
De repente, la misma vida nos pone entre la espada y la pared y nos dice a través de sus señales qué camino seguir. ¿Seguiremos caminando los mismos caminos, el de la gente común? ¿Seguiremos en la comodidad que ofrece una plácida tarde de domingo, como describe Paulo Coelho, en uno de sus famosos libros? O, ¿nos lanzaremos al ruedo, correremos los riesgos y daremos pasos insensatos pero necesarios para nuestra evolución personal?
La vida es un cambio constante y negarse a asumir esos cambios es negarse a la esencia, a la manifestación y expresión continua de la vida.
Los caminos no se hicieron ni se hacen solos. Hay que construirlos día a día, sin miedos, a través de nuestras decisiones, asumiendo actitudes, sintiendo emociones. El enfoque que le demos a la vida en las diversas situaciones que se nos presenten marcará el rumbo a seguir y dejarán sus huellas en nuestro andar. Secuelas a veces negativas otras muchas positivas que van definiendo nuestras existencia.
Tratemos de poner lo mejor de nosotros en cada acción, emoción, actitud. Trabajemos con intención de ser siempre mejores para que este camino de la vida valga la pena ser recorrido.
Recuerda lo que decía Antonio Machado y que ha sido magistralmente interpretado por, Joan Manuel Serrat: “Caminante no hay camino se hace camino al andar y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar…
De repente, la misma vida nos pone entre la espada y la pared y nos dice a través de sus señales qué camino seguir. ¿Seguiremos caminando los mismos caminos, el de la gente común? ¿Seguiremos en la comodidad que ofrece una plácida tarde de domingo, como describe Paulo Coelho, en uno de sus famosos libros? O, ¿nos lanzaremos al ruedo, correremos los riesgos y daremos pasos insensatos pero necesarios para nuestra evolución personal?
La vida es un cambio constante y negarse a asumir esos cambios es negarse a la esencia, a la manifestación y expresión continua de la vida.
Los caminos no se hicieron ni se hacen solos. Hay que construirlos día a día, sin miedos, a través de nuestras decisiones, asumiendo actitudes, sintiendo emociones. El enfoque que le demos a la vida en las diversas situaciones que se nos presenten marcará el rumbo a seguir y dejarán sus huellas en nuestro andar. Secuelas a veces negativas otras muchas positivas que van definiendo nuestras existencia.
Tratemos de poner lo mejor de nosotros en cada acción, emoción, actitud. Trabajemos con intención de ser siempre mejores para que este camino de la vida valga la pena ser recorrido.
Recuerda lo que decía Antonio Machado y que ha sido magistralmente interpretado por, Joan Manuel Serrat: “Caminante no hay camino se hace camino al andar y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar…
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