El informe rendido por la comisión encargada de investigar las muertes de niños ocurridas en el hospital infantil Dr. Robert Reid Cabral deja en el ambiente, sobre todo, una sensación de vergüenza en todos los dominicanos, llamados a darse en el pecho y pedir perdón a Dios por el descuido con el que se maneja la estructura hospitalaria de la República.
Lo ha dicho este diario, lo han dicho todos los medios de comunicación social, que una situación de tanta negligencia, de tan flagrante abandono, de tan evidente descuido, no ha debido acontecer jamás; pero suele suceder en la República Dominicana, tal vez no con el dramatismo y la gravedad criminal de lo vivido ahora y que la comisión resalta en el informe; y suele pasar, aunque el informe no lo diga, porque el Gobierno Dominicano incumple el papel que le toca en muchos asuntos vitales de la política social.
Esa política social no es cuestión de tarjetitas; es, más que eso, impulso al desarrollo, provisión de recursos a los centros de atención de salud, apoyo a la gestión de alimentos (que, ha de confesarse, está dándose en estos momentos), seguridad ciudadana y educación (que, también se impone admitir, está recibiendo recursos como no los recibió antes).
Se impone por tanto que aspectos de la política social enderecen acciones hacia el sistema de salud para que inocentes criaturas entregadas por Dios a sus padres y a la sociedad dominicana, no sean víctimas por omisión de unas autoridades públicas que, a veces, muestran más interés en otros asuntos que en los vitales para el pueblo.
sábado, 11 de octubre de 2014
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