Santo Domingo.-Aun cuando llevan varios años que abandonaron el populoso barrio La Barquita, huyendo de las vicisitudes y sinsabores que les hacían pasar las frecuentes inundaciones del río Isabela, propietarios de viviendas se mantienen hoy la espera de ser favorecidos por el Gobierno con una vivienda.
Muchos han optado por pedirles sus casuchas a los inquilinos y estos a la vez se sienten preocupados por no saber qué suerte correrán, pero no pierden la esperanza de que los tomen en cuenta.
Rafael Peña Medina fue uno de los que dejó el lugar hace tres años, pero aseguró que permaneció por 30 años allí “sacando lodo” y se sacrificó para construir la casita que no pudo vivir y ahora mantiene rentada en RD$ 900.
De ahí que espera junto a su esposa e hijas adolescentes por un techo seguro y una mejor suerte. Dijo vivir un poco más retirado de la ribera del río, en la misma calle Fernando de Navarrete que da al río.
Dando pedal
“Yo llegué de nueve años y tengo cuarenta, o sea llevo 31 aquí, alquilada, porque la casita que logré se la llevó el río, pero ahora no me pueden tirar a la calle”, dijo Daniela Berson, madre de cinco hijos, a los que mantiene de la costura, “dando pedal”, y cuando no, brillando calderos o fabricando pasteles para ganarse el sustento.
Ella y su esposo han logrado mantenerse en base a su trabajo, sin perder la esperanza de un cambio, que ven ahora a partir del anuncio del presidente Danilo Medina de que llevará una solución a La Barquita.
Una buena parte de los residentes del lugar, donde habitan más de mil familias, está ajena a las propuestas de soluciones, pero sí atenta a que los dejen en el mismo entorno, alegando que durante años han hecho vida en esa zona y tienen su modo de producción en el lugar.
A Luz María Cuevas, en cambio, le es indiferente cual sea la salida al problema, lo que sí aspira es que la reubiquen donde sea, porque en conclusión su casa no sirve para vivir ni para alquilar.
Muro para detener agua
Benito Marte, directivo de la junta de vecinos Agustina Beberé, tras reconocer las buenas intenciones del presidente Medina, insistió en que los reubiquen allí, y que además se construya un muro para evitar que las aguas penetren.
Al igual que él, Braulio Herrera, que forma parte de la comisión mediadora, coincide en que no los saquen del lugar. Vive rentado y lleva 20 años, y espera seguir allí porque está cerca de todo y muchos dependen del motoconcho.
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