lunes, 8 de septiembre de 2014

DE LOMA EN LOMA



El amargo sabor dejado por las observaciones hechas por el titular del Poder Ejecutivo a lo que se creía la creación de un Parque Nacional en la estribación de la cordillera Central conocida como Loma Miranda, llama a una reelaboración de políticas de preservación o recuperación de ecosistemas, recordando que los circuitos orográficos juegan un papel determinado en la Tierra, tal cual, con más romanticismo que sentido de la realidad, se desdibujó el ambiente de la Loma Miranda.

Casi todas las lomas tienen vocación forestal no solamente por la conformación de las mismas sino porque la Naturaleza las dotó de suelos de clasificación 6 y 7 que, además, tienden al deslave desde el instante mismo en que la mano de la gente interrumpe el ciclo de nacimiento y desarrollo forestal, con el propósito de utilizar las faldas para establecer conucos sin una preparación adecuada de estas inclinaciones, mediante la creación de bancadas.

No solamente el Ministerio de Estado de Medioambiente y Recursos Naturales debe embarcarse en esa tarea de preservación y recuperación de los ecosistemas, sino propietarios privados de parcelas dentro de las faldas de las lomas, pues a todos incumbe el sostenimiento de unos ecosistemas propicios al desarrollo de la vida humana, vegetal y animal.

El éxito de la obra para cuyo emprendimiento llama este diario a todos (sector público y propietarios o no), debe ser visto, más que nada, como un intento de evitar que los daños al planeta Tierra continúen por los derroteros que se contemplan y que han modificado las condiciones del clima y la alteración de los ciclos de lluvia en muchas partes del mundo.
 

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