Cuando los representantes llegan al lugar de los hechos, hay esperanza, no se esta solo. Hay quienes creen, que estos organismos son escenarios de lujos para lucirse cual modelo. Tenemos líderes que van a demostrar dotes de orador, trazar directrices pero fallan en la práctica.
La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, CIDH esta en el país. Vino a ponderar los efectos de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, TC, sobre los derechos de miles de inmigrantes y descendientes de haitianos. ¿Cuál es su misión? Este órgano de la OEA, creado en 1959, esta encargado de la promoción, protección, monitoreo, de dar garantía de que se respeten los derechos humanos en los estados miembros del continente americano. Recibe denuncias, peticiones, las investiga y procesa las situaciones de casos particulares.
A causa de la sentencia del TC y sus efectos retroactivos, RD presenta un panorama oscuro, confuso, que necesita despejar. La crisis amenaza las relaciones con Haití. Se han radicalizados las posiciones. Los gobiernos de ambas naciones, han lanzado la mirada hacia la CIDH. ¡Que bueno que existe y llegaron al país!!.
De inmediato, iniciaron un levantamiento sobre el impacto de la medida. Necesitan todas las informaciones para hacer un diagnostico objetivo, para decidir. Despierta suspicacia que el T C y la Junta Central Electoral, JCE, se hayan negados a recibirlos. ¿Por qué? Preocupa esa actitud. Fallan en lo más elemental de los buenos modales, de la diplomacia. También están callados, lideres importantes, de los que viven conceptualizando sobre justicia, paz y progreso. Es obvio que teorizar es fácil y que la acción practica es dura, requiere coraje.
Tranquiliza que la CIDH, se esforzó en buscar una muestra representativa de los hechos, que sirvan de base para hacer su trabajo. Entrevistó 3994 descendiente de haitianos y conversó con funcionarios públicos, incluyendo al Presidente de la Republica. Es penoso que el TC, no los recibiera para que le facilitara los elementos que la impulsaran a tomar esa decisión. Por otro lado, hay quienes se han limitado a juzgar la Comisión sin escucharla.
¿De donde sacan los calificativos de injerencista, irrespetuosa, prejuiciado, invasiva? ¿Que mentalidad pretenden influenciar, llevando esos prejuicios e intolerancia?. Deberían calmarse. La situación es delicada. Hace falta comunicación, dejar de lado la prepotencia, demostraciones de fuerzas y posiciones psico rígida. Si “la sentencia garantiza los derechos constitucionales y se basta por si misma”, eso debe surgir. El que nada teme, nada oculta.
Procede manejarse con ecuanimidad en pro del respeto y la paz. Complace saber que en este evento, están involucradas personas juiciosas, bien intencionadas. Estoy segura que si la sentencia atenta o no, contra los derechos de los inmigrantes haitianos y descendientes, la verdad surgirá. La CIDH, jamás pondrá en juego su credibilidad ni su prestigio ni su razón de ser, frente a las naciones del continente.
Bueno, aquí sentada en la mecedora que perteneció a mi abuelo, un hombre muy serio, pienso que cualquiera que sea la decisión de la Comisión, estaré bien atenta a los argumentos que la sustentan. La peor lección y desilusión, es que líderes nacionales u organismos internacionales, acepten las injusticias y atenten contra los derechos humanos, en nombre de la institucionalidad, soberanía y libre determinación de los pueblos. ¿Y entonces? ¿Para que los organismos internacionales? .Veremos.
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