Reconozco que no hay nada que hacer. El poder sin impone de manera dictatorial, pero tengo derecho al pataleo, soñar, a hacer catarsis. Algunos pensarán que es una osadía de mi parte, trazar directrices sobre los pasos que se deben dar antes, durante y después, de un proyecto de Reforma Fiscal, como la que pretenden en el país. El haber nacido y crecido en el campo, me enseñó a ser sincera, a decir lo que pienso sin temor, aunque difiera de líderes y técnicos poderosos, dictadores, genios. Desde la mecedora de mi abuelo, observo que la situación nacional es grave.
Hay grietas en las estructuras de los sectores económico, político, social, cultural, moral, espiritual, por donde se escapan los sanos valores morales e impiden que los recursos lleguen a la mayoría, a los pobres. Hemos tenido despilfarros, corrupción, que ahondan la desigualdad social. El presidente Danilo Medina, busca corregirla. Decidió hacer una Reforma Fiscal para tapar el hoyo financiero de 188,000 millones de pesos que dejo su colega Leonel Fernández.
Sin embargo, la solución no es una salida fácil, simple, rápida, como la de poner más impuestos. Debe ser integral y ejemplar. Previo a esta reforma, el pueblo debe saber donde se gastaron millones que le sacaron de sus bolsillos, quienes se beneficiaron, los responsables y si es posible que se devuelva a las arcas del Estado. Antes de más impuestos, hay que ir a las raíces, al fondo del problema. Tapar las agrietadas estructuras del Estado y cambiar el comportamiento de sus dirigentes.
Proceden medidas enérgicas, para adecentar la administración pública. Comenzando por recuperar este dinero para disminuir el déficit y limpiar las instituciones, quitando privilegios como el barrilito, botellas, salarios y pensiones de lujos, etc. Al controlar los gastos, quizás no necesitemos más impuestos.
Temístocles Montás dijo que “el problema no es exceso de gastos sino bajos ingresos”. Ay, Temo, lo comprendo. Me apena, su difícil posición. Además es cierto, no ha habido exceso de gastos en la mayoría pero ella quiere saber donde se invirtieron “los bajos ingresos”.
Terminada esa etapa o con ella en proceso, procede un diálogo con los diferentes sectores sobre la Reforma Fiscal. Debe ser sereno. Nada de imponer sino consensuar.
Si es necesaria, deben tratar de que no perjudiques las clases medias ni pobres, que incentive la producción, el empleo, que eleve el nivel de la gente. Que no solo sea para tapar el hoyo sino para mejorar la calidad de vida del pueblo. Que las medidas no sean demagógicas, sino adecuadas para evitar males futuros.
Cuidado con la impunidad y una amnistía fiscal, un borrón y cuenta nueva. Eso de desfalcar y luego pedir comprensión y perdonar, es un arma de doble filo. Puede neutralizar los afanes de que la población aprenda lecciones ejemplares.
Por otro lado, debemos evitar que el dinero recaudado, sufra la misma suerte del anterior. De nada servirían los esfuerzos y sacrificios. El Foro Económico Mundial dice que RD es el país con mayor despilfarro. Procede sellar las estructuras donde se colocará. Que inspiren confianza. Hay que tomar medidas de austeridad y castigar las infracciones a las leyes.
Si la idea era “servir al partido para servir al pueblo”, ya la cúpula está bien comida y servida. Deben comenzar a servir al pueblo. Pero cuidado señores congresistas y gobierno, es sospechoso el afán de aprobar reformas a “vapor”, sin dar tiempo a reflexionar e investigar las causas y responsable del hoyo. La prisa en hacer estas recaudaciones, pueden ser dañinas e indigestar más al pueblo, si les llegan crudas, contaminadas y desparramadas en el camino.
Hay grietas en las estructuras de los sectores económico, político, social, cultural, moral, espiritual, por donde se escapan los sanos valores morales e impiden que los recursos lleguen a la mayoría, a los pobres. Hemos tenido despilfarros, corrupción, que ahondan la desigualdad social. El presidente Danilo Medina, busca corregirla. Decidió hacer una Reforma Fiscal para tapar el hoyo financiero de 188,000 millones de pesos que dejo su colega Leonel Fernández.
Sin embargo, la solución no es una salida fácil, simple, rápida, como la de poner más impuestos. Debe ser integral y ejemplar. Previo a esta reforma, el pueblo debe saber donde se gastaron millones que le sacaron de sus bolsillos, quienes se beneficiaron, los responsables y si es posible que se devuelva a las arcas del Estado. Antes de más impuestos, hay que ir a las raíces, al fondo del problema. Tapar las agrietadas estructuras del Estado y cambiar el comportamiento de sus dirigentes.
Proceden medidas enérgicas, para adecentar la administración pública. Comenzando por recuperar este dinero para disminuir el déficit y limpiar las instituciones, quitando privilegios como el barrilito, botellas, salarios y pensiones de lujos, etc. Al controlar los gastos, quizás no necesitemos más impuestos.
Temístocles Montás dijo que “el problema no es exceso de gastos sino bajos ingresos”. Ay, Temo, lo comprendo. Me apena, su difícil posición. Además es cierto, no ha habido exceso de gastos en la mayoría pero ella quiere saber donde se invirtieron “los bajos ingresos”.
Terminada esa etapa o con ella en proceso, procede un diálogo con los diferentes sectores sobre la Reforma Fiscal. Debe ser sereno. Nada de imponer sino consensuar.
Si es necesaria, deben tratar de que no perjudiques las clases medias ni pobres, que incentive la producción, el empleo, que eleve el nivel de la gente. Que no solo sea para tapar el hoyo sino para mejorar la calidad de vida del pueblo. Que las medidas no sean demagógicas, sino adecuadas para evitar males futuros.
Cuidado con la impunidad y una amnistía fiscal, un borrón y cuenta nueva. Eso de desfalcar y luego pedir comprensión y perdonar, es un arma de doble filo. Puede neutralizar los afanes de que la población aprenda lecciones ejemplares.
Por otro lado, debemos evitar que el dinero recaudado, sufra la misma suerte del anterior. De nada servirían los esfuerzos y sacrificios. El Foro Económico Mundial dice que RD es el país con mayor despilfarro. Procede sellar las estructuras donde se colocará. Que inspiren confianza. Hay que tomar medidas de austeridad y castigar las infracciones a las leyes.
Si la idea era “servir al partido para servir al pueblo”, ya la cúpula está bien comida y servida. Deben comenzar a servir al pueblo. Pero cuidado señores congresistas y gobierno, es sospechoso el afán de aprobar reformas a “vapor”, sin dar tiempo a reflexionar e investigar las causas y responsable del hoyo. La prisa en hacer estas recaudaciones, pueden ser dañinas e indigestar más al pueblo, si les llegan crudas, contaminadas y desparramadas en el camino.
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