jueves, 9 de enero de 2014

Diálogo tranquilizador

En las sociedades civilizadas el diálogo es el instrumento más efectivo para llegar a los consensos necesarios para la toma de decisiones dentro de un estado social de derecho, garantizado por el respeto de las partes a las leyes y al marco jurídico que regulan la convivencia social. Por eso recurrir al diálogo franco, sincero y respetuoso siempre produce expectativas positivas, especialmente frente a situaciones que se entienden conflictivas.
    
El encuentro  entre RD-Haití a través de los comisionados de ambas naciones crea en principio un ánimo positivo y de un cierto alivio. La declaración conjunta al final de la primera jornada de conversaciones mostró los variados temas que se introdujeron en el debate y las buenas intenciones de los comisionados. El tema que generó mayor atención, como era de esperar, fue el relativo a los problemas migratorios entre los dos países, así como también los problemas del comercio bilateral, los problemas fronterizos y de aduanas y hasta los problemas ambientales y de inteligencia para combatir el narcotráfico y el contrabando. Sobre todos ellos se establecieron consideraciones de buenas intenciones recogidas en la declaración conjunta, que habrán de precisarse en las jornadas próximas acordadas para que las soluciones consensuadas se materialicen de modo que los problemas comunes se resuelvan a conveniencia de ambas partes.
    
Satisfizo la posición haitiana en el sentido de reconocer el derecho soberano de la República Dominicana para regular la migración y de establecer las reglas para otorgar la nacionalidad, mientras el vecino país solicitó garantías de que se tomarán medidas concretas para salvaguardar los derechos básicos de las personas afectadas por la sentencia. Por su parte, el lado dominicano se comprometió con las autoridades de Haití a que en las próximas semanas se avanzará en la legislación adicional para dar respuesta a todos los casos no contemplados en el Plan de Regularización de Extranjeros.
    
Aunque lograr una  mejoría  en las relaciones entre los dos países es una tarea  difícil, sobre todo por los prejuicios, la  informalidad y la carencia de leyes positivas, con el diálogo permanente se pudieran echar las bases para una nueva relación, sustentada en procedimientos y leyes de mayor nivel de racionalidad y formalidad que permitan superar el actual desorden migratorio y comercial que se da entre las dos naciones, especialmente en la zona fronteriza.  
¡Fortalezcamos la institucionalidad binacional!

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