viernes, 10 de enero de 2014

¿Quién tiene el control?

Josefina AlmánzarPor Josefina Almánzar.-Una vez escribí un artículo titulado:  “Libre Albedrío y Destino”. En el reflexionaba sobre las situaciones que se dan en nuestras vidas a las cuales no le encontramos una explicación. Esos momentos donde no buscamos y simplemente nos llegan situaciones, entre muchas cosas más.
   
Un día de éstos tuve una experiencia personal que me llevó una vez más, a no sólo reflexionar sino confirmar que nosotros vivimos en una burbuja donde creemos que todo lo que hacemos, decidimos, planificamos es única y exclusivamente de nuestra autoría y que depende de nosotros. Y mucho más en estos tiempos donde por todas las vías se busca fortalecer el individualismo.
   
En esta tendencia modernista nos sugieren que planifiquemos una agenda de días, semanas, meses. Nos sugieren que proyectemos y visualicemos  dónde estaremos, cómo, con quién estaremos dentro de 5 o 10 años.  Y así, tenemos la creencia de que tenemos todo bajo control, que todo depende de nosotros.  Pensamos que si seguimos los modelos trazados nuestras vidas irán sobre ruedas en todos los aspectos, pero esto no es más que una ilusión.
   
Una ilusión positiva que nos permite hacer cosas, planificar y hasta cierto punto avanzar porque de no hacerlo andaríamos perdidos, no cumpliríamos nuestros objetivos y propósitos en esta existencia.  Nos estancaríamos. Pero cuando olvidamos que nosotros no tenemos control de nada, y nos creemos supremos, ahí el asunto se nos complica.
  
Eso me pasó a mí en un momento, planifiqué con mucho tiempo de antelación y entusiasmo una actividad y al momento de realizarla, sin ton ni son, como dicen por ahí, a mi niña  le dio una fiebre en 39 grados.
   
De inmediato mi prioridad cambió, la actividad quedó a un lado. La noche que estaba planificada para el disfrute se convirtió en una noche de vigilia para mi niña y también de reflexión de que nada está bajo nuestro control.  Tenemos la creencia de que somos dueños de lo que hacemos y decidimos.  Tenemos la creencia de que somos indestructibles.
   
Pero queramos o no, lo aceptemos o no, Dios o como se le quiera llamar, es quien tiene el control del barco de nuestra existencia. En sus manos está el timón que nos conduce a navegar por las diversas aguas de nuestras vidas.
   
Una vez más acepté con humildad su mandato y  la decisión de que mi vida este controlada por El. De ahora en adelante ante cualquier actividad digo: “si Dios quiere porque yo no me pertenezco, no tengo el control..”

La autora es Abogada y docente universitaria.


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