lunes, 30 de diciembre de 2013

Diferentes perspectivas

Este lunes es el último del período de tiempo que el ser humano proclama como año, resultando tal etapa de las observaciones que siglo tras siglo hicieron y transmitieron generaciones de agudos pensadores, al calcular el movimiento del planeta Tierra en derredor del Sol y el de la Luna alrededor del mundo habitado por esos seres humanos, cabalmente identificados en la teofanía de la creación, como formados a imagen y semejanza de Dios. Este lunes es el último del año cuyas horas se agotan y por tanto ofrece ocasión para analizar lo vivido y replantearse el porvenir.
    
No a todos los habitantes de la República Dominicana les resultó el año, época de bonanzas ya que no pocos vieron reducir la calidad de vida que fue propia de su devenir, pues, pese a la propaganda sostenida desde organismos públicos diversos en los cuales los números son parte del arte de la prestidigitación, se contempló que lejos de elevar el número de integrantes de la clase media, se elevó la cantidad de aquellos que viven en el horizonte de la línea de la pobreza, con aumentada medida de tales depauperados respecto de otras épocas, tal vez más lejanas, encontrándose por poco, debajo de tal imaginaria y a la vez terrible línea que separa a quienes ven cumplido su afán de satisfacción de necesidades de los que no pueden hablar de un mendrugo de pan para los suyos ni para sí mismos.
    
Pocos pueden blandir como suyo el vocablo bienestar como un logro del periplo anual transcurrido, debido a la compleja red de hilos movidos por el ser humano en su inagotable afán de supervivencia o tocados por el azar, pues aunque muchos no admiten esta última fuente de identificación de caminos entre las contingencias humanas, no a pocos toca el hado con un cúmulo de beneficios y no a pocos los signa, terriblemente, con las furias de las penurias y del dolor.
    
En el país, en donde tan escasamente el administrador de la colectividad patrocina el sentido de justicia distributiva y por tanto, lejos de triunfar la justicia social se sacian las hambres del desequilibrio y la inequidad, la política juega un papel determinante en la asignación del bienestar, que llega a muchos por un trabajo que, a no dudarlo, tiene la validez del que se cumple al pie de mostradores de mercancías, al contacto con el palo del azadón, del que combina pensamiento y acción o del laborantismo que ata intelecto y pertinentes desempeños en aras de la creación de servicios. Por lamentable que parezca, aquella -la política-, de haber sido tocado por el hada de la suerte, un ser humano puede contar por vía de la misma con un porvenir más placentero y todos los otros desempeños, en cambio, pueden no ser sino fuente de frustraciones y agotamiento de las fuerzas físicas y las del pensamiento, en países como el dominicano.
    
Añorar en cada periplo de tiempo un país diferente, es parte de unas esperanzas que no deben abandonarse jamás, porque un día, alguna vez, los políticos dominicanos tendrán que transformarse en seres humanos menos egoístas, el propio pueblo concertará mejor sus esfuerzos hacia una meta común y los gobiernos tendrán que inclinarse más hacia la búsqueda del bien común y, de alguna manera, prevalecerá la justicia social.

0 comentarios:

Publicar un comentario