martes, 17 de diciembre de 2013

Institucionalidad increíble

Uno de los problemas graves que enfrenta el país, es la debilidad institucional, que se manifiesta en la proclividad del nuevo hombre dominicano por violar la Ley y los procedimientos formales del ordenamiento institucional. Se reafirma la máxima vulgar de “vivir como chivo sin ley” como justificación de esa tendencia. El viejo orden basado en la autoridad, la Ley  y el apego a las “buenas costumbres”, ha sido sustituido por un nuevo orden caracterizado por el afán de lucro, la “vida fácil” y para ello la violentación y desprecio del marco jurídico y de las “buenas costumbres”.     
    
En esa situación la autoridad ha sido desbordada y esta con su inconsistencia frente a la responsabilidad pública, recrea y refuerza constantemente la debilidad del marco institucional y moral de la autoridad. Es lo que ha quedado en evidencia, cuando la Fiscal del Distrito Nacional confiesa que los documentos originales del acuerdo entre las autoridades y la reclusa Sobeida Félix desaparecieron de la Fiscalía, por lo cual se ve impedida de cumplir dicho acuerdo. Frente a esa confesión pública el ex incumbente Segarra, replica que a su salida el expedientes con los originales quedó en la Fiscalía, lo que confirma la anomalía de la desaparición de esos documentos. 
    
Sin necesidad de entrar a otras consideraciones y detalles, la situación revelada por los dos funcionarios pone en evidencia la vulnerabilidad institucional y el tratamiento irreverente con que son tratados los procedimientos para asegurar los procesos y documentos de los casos reservados al Ministerio Público. La situación se presta para que los agentes informales, que pululan en torno a la Fiscalía y que obedecen a intereses particulares y especiales, alteren con facilidad el curso de acción de la Justicia, como ha quedado en evidencia en el caso Sobeida Félix y el incumplimiento del acuerdo.
    
Un resultado de la situación es la falta de credibilidad  provocada en casos como el que se ha dado a conocer con el susodicho acuerdo con Sobeida. La debilidad institucional le abre la puerta a la acción “medalaganaria” y a la incredulidad de la opinión pública: todo se duda y nada se cree. Es necesario que se haga conciencia de eso, como paso inicial para que se pueda instrumentar un cambio de conducta que fortalezca la institucionalidad y la credibilidad de la población en las instituciones públicas, en general y en particular, en el Ministerio Público.
¡Qué no se siga dando ejemplos de tanta pobreza institucional!

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