por: German Marte.
Con el presidente Danilo Medina me acaba de pasar como cuando un viejo amigo te invita a visitar su “nueva” casa y al llegar a la vivienda te das cuenta que no solo está en un terreno fangoso, sino que ha sido hecha con tablas viejas, llenas de comején.
No había transcurrido ni media hora desde que pronunciara un discurso esperanzador, bien elaborado y a tono con demandas muy sentidas por la población, cuando el nuevo Presidente emitió su primer decreto, creo que el marcado con el número 455-12. ¡Qué decepción!
Como si se tratara de un fuerte terremoto, en tan solo segundos se vinieron abajo todas las expectativas que había generado minutos antes. Con razón dicen que un hecho vale más que mil palabras.
En efecto, el 70% de los funcionarios designados por Danilo en su “nuevo gabinete” son fichas quemadas (salvo honrosas excepciones), que antes de llegar al gobierno encabezado por Leonel Fernández eran “simples mortales”, pero que gracias a sus habilidades hoy son unos “tutumpotes”, multimillonarios, con tanto dinero que hay uno de ellos en días pasados se dio el lujo de contratar a Prince Royce para que viniera al país a cantarle Feliz Cumpleaños a una de sus doncellas.
Danilo ratifica en su cargo a uno de los artífices del fallido modelo económico que caracterizó la gestión de Fernández, la cual –contrario a lo que nos han querido vender– no logró resolver en 12 años ni uno solo de los problemas básicos de la nación: ni el suministro de agua, ni el problema eléctrico, ni el desempleo, ni las pensiones indecentes, ni la seguridad ciudadana, ni el déficit de viviendas. Y para colmo elevó la deuda a niveles insospechados.
Ratifica a ciertos superintendentes con sueldos equivalentes al de cien maestros de escuela pública y que aún así tienen los timbales de pretender no pagar la luz que consumen, y a otros funcionarios que se atreven a pagar con la tarjeta de crédito de la institución cuentas exorbitantes en un restaurante de lujo, todo lo consumido por él y sus amigos.
Uno llegó a pensar que el nuevo mandatario escogería funcionarios distintos a aquellos que integraron el gobierno de Leonel, muchos de los cuales se caracterizaron por llevar una vida ostentosa y alejada de la sencillez que definía a Juan Bosch, todo esto a costilla del pueblo. ¡Pobre Profesor!
Por supuesto, con estas señas iniciales uno llega a sospechar que Danilo no tocará ni de milagro a gente “tan inteligente” que en poco tiempo logró acumular tanto dinero que tiene hasta helicópteros privados, empresas aquí, en Panamá y Haití, además de una senaduría comprada peso a peso.
Es casi seguro que a mí no me hará caso, pero quiero recordarle a Danilo Medina el viejo refrán –tan usado por los peledeístas cuando Juan Bosch estaba vivo– “árbol que crece torcido, jamás su rama endereza”. Enderece ahora, que después le será imposible, señor Presidente.
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