El País necesita un Partido de Oposición que juegue su papel
En un Estado Social y Democrático de Derecho, como teóricamente está declarada la República Dominicana, en el Artículo 7 de la Constitución vigente, todo ciudadano (a) con sus derechos civiles y políticos hábiles puede elegir y ser elegible, vea bien esto: elegible; no elegido por que esto último es resultado y nadie puede atribuirse la voluntad popular sino después de esta ser expresada, certificable por los organismos competentes de manera libérrima y conclusoria. Elegibles muchos, elegido; el agraciado. Esto cuando es a través del voto popular, tiene que ser de manera obligada, a través de los partidos políticos.
El sistema presidencialista, a diferencia del parlamentario, tiende a la concentración de poderes, por lo que el éxito político, puede medirse con la capacidad de maniobra que tiene un líder, para agenciarse poderes, lo que posibilita que pensamiento y acción puedan correr a la par con la menor cantidad de obstáculos. Si su agenda no puede ejecutarse por la difícil interferencia de intereses difusos, de los diversos agentes sociales, el líder político no logrará el objetivo de dejar su impronta, lo que al final permitirá asignarle malas calificaciones, pues a pesar del aspaviento, nunca pudo construir una mayoría que le adjudicara el poder real.
Cuando Francois Gérard George Nicolás Hollande gana la presidencia de Francia venciendo al conservador Nicolás Sarkozy el 6 de mayo del presente año 2012 y asume la presidencia 9 días más tarde, es decir, el 15 de mayo, su principal objetivo era la capturar la mayoría parlamentaria en las elecciones del domingo 17 de junio para poder impulsar políticas acorde con sus postulados ideológicos socialistas liberales. Si no logra mayoría en las legislativas jamás hubiese podido aprobar un presupuesto sin las políticas fiscales impuestas por Sarkozy a favor de los más ricos de Francia.
Un buen presidente es el que usa su liderazgo a favor de su pueblo, es el soporte de los que menos pueden y al trabajar a favor de la aplicación de políticas para fomentar el bienestar general es capaz de construir mayoría. Pero el buen gobierno no es responsabilidad absoluta de quien lo presida, junto a su equipo, sin menoscabo de estos y de su protagonismo necesario, un buen gobierno para el pueblo, es el resultado de una coherente oposición. Es desde ahí, que se construye credibilidad en los ciudadanos, para luego merecer el voto aprobatorio que permite tomar el poder político.
Esto es lo que hace falta en la República Dominicana. Un Partido de Oposición, que hoy día no lo hay y parece que no lo habrá en el futuro inmediato, pero hay que trabajar siempre y no esperar solo ventajas de campaña.
En democracia, la oposición no es gramatical, ni simple resistencia a lo que alguien hace o dice. “Grupo que representa la posición contraria a la de los que dirigen o mandan, especialmente a la del gobierno; acción que lleva a cabo este grupo” Larousse
Un partido de oposición verdadero, co-gobierna, no mendigando ni negociando posiciones o migajas de participación económica, cogobierna, liderando todas las organizaciones y grupos de la sociedad, los partidos políticos, núcleos de opinión e individuos que disiente del bloque de partidos y grupos que controlan el gobierno.
Un partido de oposición especializa técnicos, que debaten y proponen salidas alternas a favor de las mayorías para enfrentar a la fuerza política dominante.
Un partido de oposición no apuesta al fracaso, gana espacios y cubriendo terreno, acorrala al gobierno con propuestas positivas a favor de los ciudadanos.
Para ganar unas elecciones, la credibilidad es el valor más preciado, y la publicidad política solo la impone, si existe, si se tiene.
La importancia de convencer proponiendo es inmensa, pues hoy los electores no están a merced de ideas o doctrinas diferentes, para llegar al poder, hay una sola autopista sin giro a la izquierda, lamentablemente, porque estos, igual que los demás no ha sabido construir una línea opositora. Es más las izquierdas ni siquiera saben en qué época vivimos, y todos sabemos que votos no tienen.
Cuanta falta hace un partido de oposición serio para que co-gobierne. Cuanta falta hace que renazca la utopía.
Cada vez comprendo más porque Juan Bosch construyó los dos grandes partidos que hoy existen; fue un hombre cuya verticalidad política y reciedumbre moral solo pudo vencer la muerte.
Si el mayor capital es el crédito, desacreditar por desacreditar, no deja beneficios. Vamos a descalificar proponiendo cosas serias. La coherencia también es un constructo, el que no lo hace abajo se vuelve un desastre arriba. Este pueblo necesito un co-gobierno que equilibre la carga desde la oposición política.
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viernes, 17 de agosto de 2012
Posted by Unknown on 13:40 with No comments
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