Por Ramon Alburquerque
La crisis eléctrica arrancó en 1973 en los doce años de Joaquin Balaguer, tras el abandono de los planes eléctricos lanzados por Juan Bosch en 1963. Los gobierno de Balaguer rechazaron la racionalidad de los planes de expansión a minimo costo, para incursionar en proyectos de emergencia con turbinas a gasoil a precios monopólicos contractualment
e asegurados, impulsando el desplome total en 1978. Luego los gobiernos de don Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco, con gran esfuerzo de sistematización mejoraron tanto el servicio, que de haberse continuados los proyectos en marcha a partir del 1986, la crisis fuera hoy leyenda del pasado.
Pero lo peor apareció en 1997 con la improvisada decisión de Leonel Fernández que plegado al neoliberalismo impuso la capitalización de las empresas públicas, traspasando la propiedad del servicio casi a titulo de regalo al sector privado nacional e internacional. Este error de errores hundió el sector en una depresión sistémica de la cual no se ha repuesto. Antes era un servicio propio, malo y barato, ahora es un servicio pésimo, caro y ajeno.
Esta crisis es resultado de un gobierno dócil a grupos económicos rapaces que aprovecharon la capitalización de la empresa pública eléctrica, CDE, para colacar a su favor, ante todo, la fase de generación creadno un verdaderos saqueo público. Esto explica los altos precios pagados a generadores que sobrepasan en 60% precios similares en la región.
En el juego de intereses perdió la distribución, mientras la Unión Fenosa actuando como juez y parte resultó agraciada con Edenorte y Edesur -sin que pagaran un centavo por las acciones- además de convertirse en empresa generadora. Por su parte, la AES obtuvo la asignación de Edeeste con semejantes resultados para el sistema. Hay que afirmar, que tras la capitalización, surgieron los indetenibles déficits financieros que susccionan cada año, la última gota de fortaleza financiera de la sociedad dominicana.
La crisis eléctrica se agudizó en los últimos ocho años, 2004-2012, porque el Gobierno de Fernández decidió no invertir en nuevas plantas generadoras, ni exigió inversiones en los circuitos propiedad de las edes, a pesar de que dos ellas, Edenorte y Edesur, fueron readquiridas por la administración de Hipólito Mejía. De su lado, las inversiones en transmisión se redujeron al mínimo solo para terminar importantes proyectos en marcha, como la línea de 345 kw de 150 kilómetros de Santo Domingo a Santiago de los Caballeros.
En la actualidad, el cuadro no puede ser mas tétrico. Un déficit de energía servida de 20% que resulta en largos apagones. Con tarifa de hasta 45 centavos de dólares el kw constityendo casi un atraco comercial. Los déficits operativos de 45%, precisando subsidios de hasta 1000 millones de dólares anuales. Y con una aparato de generación alternativa de 2214 MW que constituye el 63% de la capacidad instalada del sistema público que asciende a 5,608MW.
Lo lamentable es que Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo han prohijado las reformas fracasadas del sistema eléctrico dominicano, induciendo a la sociedad a contraer onerosos préstamos absolutamente innecesario.
La pésima asistencia técnica de estos bancos han provocado que en los últimos años el Gobierno Central transfiera al sistema eléctrico sobre 6,500 millones de dólarres, sin ningun resultado positivo, y en adición, la CDEEE tiene deudas que superan los 1000 millones de dólares con los generadores.
Danilo Medina presentará en breve un Pacto Social Eléctrico para encarar la costosa crisis. Asi lo hizo Leonel Fernández en 2006 sin ninguna solución, poniendo en entredicho la capacidad de gestión del liderazgo nacional. ¿Que esperanza abrigan los dominicanos ante la propuesta de Danilo Medina? Serán mas palabras o se trata de una plan firme.
Para resolver la situación, Danilo deberá encarar los mañosos contratos de los PPA (Purchasing Power Agreement), renegociar la tarifa con los generadores. Las empresas distribuidoras deberán elevar su eficiencia con tecnologia de punta. En fin, hay que reducir las perdidas a minimos razonables.
Los proyectos de energía renovables deben colocarse en primer orden de importancia, impulsando as instalaciones de paneles solares a nivel individual, para debilitar los monopolios y oligopolios en manos de grupos económicos poderosos.
La administración de Danilo Medina deberá emprender grandes proyectos de largo plazo para asegurar 1200 MW nuevos en cuatro años, para quemar gas natural liquido y carbon mineral amigable al medio ambiente. Asi se libera la sociedad del yudo de los leoninos contratos citados que expiran en 2016.
Por último, Danilo Medina haría lo que nunca se ha hecho, si remite a la justicia a los funcionarios y empresarios que han manejado dolosamente el sector, robando los dineros del pueblo y deteniendo el desarrollo nacional.
Pero lo peor apareció en 1997 con la improvisada decisión de Leonel Fernández que plegado al neoliberalismo impuso la capitalización de las empresas públicas, traspasando la propiedad del servicio casi a titulo de regalo al sector privado nacional e internacional. Este error de errores hundió el sector en una depresión sistémica de la cual no se ha repuesto. Antes era un servicio propio, malo y barato, ahora es un servicio pésimo, caro y ajeno.
Esta crisis es resultado de un gobierno dócil a grupos económicos rapaces que aprovecharon la capitalización de la empresa pública eléctrica, CDE, para colacar a su favor, ante todo, la fase de generación creadno un verdaderos saqueo público. Esto explica los altos precios pagados a generadores que sobrepasan en 60% precios similares en la región.
En el juego de intereses perdió la distribución, mientras la Unión Fenosa actuando como juez y parte resultó agraciada con Edenorte y Edesur -sin que pagaran un centavo por las acciones- además de convertirse en empresa generadora. Por su parte, la AES obtuvo la asignación de Edeeste con semejantes resultados para el sistema. Hay que afirmar, que tras la capitalización, surgieron los indetenibles déficits financieros que susccionan cada año, la última gota de fortaleza financiera de la sociedad dominicana.
La crisis eléctrica se agudizó en los últimos ocho años, 2004-2012, porque el Gobierno de Fernández decidió no invertir en nuevas plantas generadoras, ni exigió inversiones en los circuitos propiedad de las edes, a pesar de que dos ellas, Edenorte y Edesur, fueron readquiridas por la administración de Hipólito Mejía. De su lado, las inversiones en transmisión se redujeron al mínimo solo para terminar importantes proyectos en marcha, como la línea de 345 kw de 150 kilómetros de Santo Domingo a Santiago de los Caballeros.
En la actualidad, el cuadro no puede ser mas tétrico. Un déficit de energía servida de 20% que resulta en largos apagones. Con tarifa de hasta 45 centavos de dólares el kw constityendo casi un atraco comercial. Los déficits operativos de 45%, precisando subsidios de hasta 1000 millones de dólares anuales. Y con una aparato de generación alternativa de 2214 MW que constituye el 63% de la capacidad instalada del sistema público que asciende a 5,608MW.
Lo lamentable es que Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo han prohijado las reformas fracasadas del sistema eléctrico dominicano, induciendo a la sociedad a contraer onerosos préstamos absolutamente innecesario.
La pésima asistencia técnica de estos bancos han provocado que en los últimos años el Gobierno Central transfiera al sistema eléctrico sobre 6,500 millones de dólarres, sin ningun resultado positivo, y en adición, la CDEEE tiene deudas que superan los 1000 millones de dólares con los generadores.
Danilo Medina presentará en breve un Pacto Social Eléctrico para encarar la costosa crisis. Asi lo hizo Leonel Fernández en 2006 sin ninguna solución, poniendo en entredicho la capacidad de gestión del liderazgo nacional. ¿Que esperanza abrigan los dominicanos ante la propuesta de Danilo Medina? Serán mas palabras o se trata de una plan firme.
Para resolver la situación, Danilo deberá encarar los mañosos contratos de los PPA (Purchasing Power Agreement), renegociar la tarifa con los generadores. Las empresas distribuidoras deberán elevar su eficiencia con tecnologia de punta. En fin, hay que reducir las perdidas a minimos razonables.
Los proyectos de energía renovables deben colocarse en primer orden de importancia, impulsando as instalaciones de paneles solares a nivel individual, para debilitar los monopolios y oligopolios en manos de grupos económicos poderosos.
La administración de Danilo Medina deberá emprender grandes proyectos de largo plazo para asegurar 1200 MW nuevos en cuatro años, para quemar gas natural liquido y carbon mineral amigable al medio ambiente. Asi se libera la sociedad del yudo de los leoninos contratos citados que expiran en 2016.
Por último, Danilo Medina haría lo que nunca se ha hecho, si remite a la justicia a los funcionarios y empresarios que han manejado dolosamente el sector, robando los dineros del pueblo y deteniendo el desarrollo nacional.
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