miércoles, 29 de agosto de 2012

En La Barquita y La Ciénaga claman por asistencia oficial


María Altagracia Rambalde luce apesadumbrada entre la miseria y las secuelas dejadas por la crecida del río Ozama.
María Altagracia Rambalde luce apesadumbrada entre la miseria y las secuelas dejadas por la crecida del río Ozama. (Laritza C
Los sectores seguían ayer inundados, aunque las lluvias producidas por la tormenta tropical Isaac disminuyeron hace tres días. Con sus rostros vestidos de desamparo y miseria seguían sacando agua de las humildes viviendas, cuyos ajuares quedaron prácticamente destruidos por la humedad. En el barrio La Barquita más de dos mil viviendas seguían ayer anegadas por la crecida del río Ozama.

En la calle Gregorio Alegría era común ver colchones secándose al sol, niños descalzos y decenas de personas con la mirada perdida en la capilla San José, lugar habilitado como refugio por la Defensa Civil.

Pese a la gravedad del asunto, desplazados y dirigentes comunitarios se quejan de que la ayuda oficial se ha limitado a 5 colchones, 10 frazadas y 200 raciones alimenticias, que no son suficientes para saciar el hambre y la necesidad que les afecta.

Así lo expresó Eridania Rosario, presidenta de la Junta de Vecinos Agustina Berberé, quien afirmó que desde el paso por el país de los fenómenos Olga y Noel en el año 2007 no ha habido ninguna respuesta de parte del Gobierno.

“Nunca se nos ha dado la cara. Nosotros ya estamos hartos y cansados, y vivimos aquí porque no tenemos herramientas para vivir en otro lado. Los que están arriba no se acuerdan de los que están abajo, simplemente nos usan cuando vienen a buscar el voto”, dijo Rosario.

De su lado, el dirigente comunitario Rafael Holguín solicitó al gobierno enviar más alimentos y agua para 2 mil familias que continúan refugiadas en casas de familiares y amigos.

“Mínimo tienen que bajar dos mil raciones de comida, porque a ellos hay que ayudarlos también. Sólo 200 raciones es lo que está llegando”.

Dijo que hasta el momento al lugar no se han apersonado autoridades como el gobernador provincial, el senador ni el alcalde, exceptuando al Ministerio de Salud Pública, única instancia que según dijo les ha brindado ayuda.

Temor a brotes de enfermedades

Tras la tempestad, el temor que se cierne sobre los moradores de La Barquita es a que surja un brote de enfermedades por las aguas cloacales desbordadas de las cañadas que bordean el sector.

Mientras tanto, en La Ciénaga, algo menos afectado por la furia del río, Jason de 10 años se ocupaba de sacar agua del callejón a pocos metros del desbordado afluente, mientras su madre cocinaba en un anafe unas habichuelas para la comida del día. Jesús Martínez pidió habilitar un refugio para que los damnificados no tengan que usar la iglesia y la escuela.
20,077 personas permanecen refugiadas
El Centro de Operaciones de Emergencias (COE) precisó ayer que 20,077 personas aún permanecen en refugios y casas de familiares y amigos, mientras que 5 mil 783 viviendas están afectadas; 76 comunidades siguen incomunicadas en Pedernales, Monte Plata, SanJosé de Ocoa, Azua, Duarte, Peravia, Santo Domingo y Barahona. 17 mil 745 se encuentran en casas de familiares y 2,332 están albergadas en refugios oficiales.

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