Constituimos un ejemplo de enfoques que han aflorado alrededor de posiciones en la Asamblea de las Naciones Unidas: De recetas fallidas como “reformas” fiscales para seguir financiando gastos dispendiosos; advirtiéndose que dichas experiencias suelen propiciarse en el nombre, y/o con la complicidad, de importantes instancias de la “comunidad internacional”, incluyendo el FMI.
A pesar que en el año 2000 se auspició con la Ley 147-00 una “reforma tributaria integral”, lo mismo que hoy se pregona, el flujo de caja gubernamental posterior, 2001, fue deficitario si se excluyen las aportaciones de capital provenientes de endeudamientos y donaciones; alcanzándose RD$7619 millones deficitarios, cuando en 1995 había superávit por RD$608 millones sin reformas ni FMI.
En 2004, mediante Ley 288-04, fue propiciada una Reforma Fiscal dentro del acuerdo Stand By con el FMI y argumentando la compensación por la pérdida de ingresos tributarios aduanales que provocaría la entrada del DR-CAFTA. Sin embargo para el año subsiguiente, 2005, lo que se observó fue un incremento del déficit a RD$35,076 millones.
Mediante Ley 557-05 se volvió a recurrir a aumentar las recaudaciones de fuentes internas también en el nombre de la puesta en marcha del DR-CAFTA; pero el resultado fue un déficit incrementado a RD$46,125 millones.
El año siguiente se aprobó la Ley 495-06 calificada como Rectificación Tributaria con el propósito aparente de mantener disciplina fiscal, estabilidad financiera, mejorar cuentas públicas, honrar compromisos internos y externos e hipotéticamente para alcanzar los Objetivos del Milenio trazados por la ONU. Si bien en esa ocasión el déficit se redujo en unos RD$10,000 millones con relación al año anterior, se mantuvo elevado: RD$36,731 millones.
Mediante Ley 183-07 una mini-reforma se introdujo subrepticiamente dentro de una aparente amnistía fiscal que, en adición a la Ley 172-07 para equiparar tributaciones con naciones del DR-CAFTA, colocó el déficit para 2008 por encima de la barrera de los cien mil millones: en RD$107,212 millones.
Desde entonces no ha descendido de esta barrera, estimándose en el presente, anualizando lo consignado por el Banco Central para el primer semestre, en RD$114,000 millones.
Después de cinco “reformas” efectuadas por el pasado gobierno excusándose en compensación, disciplina, estabilización y competencia; las finanzas públicas han terminado más descompensadas e indisciplinadas, desestabilizando y perjudicando la competitividad de la economía.
Es decir, han fallado; inscribiéndose en el terreno de lo fallido, sirviendo únicamente para mantener e incrementar gastos dispendiosos y despilfarradores.
El catastrófico déficit fiscal que ahora amenaza nuestra economía no puede ni debe seguirse, pretendiendo subsanar con experiencias fallidas, sino partir de la eliminación del dispendio para mejorar y proporcionar calidad al gasto hasta convertirlo en productivo.
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