Una de las claves de la gobernabilidad es el manejo efectivo de las relaciones entre en Gobierno y la sociedad, las cuales se presentan en contextos que van desde lo económico y cultural hasta lo social y lo institucional.
En el camino que lo ha llevado a la administración del estado, un gobierno que comienza habrá generado grandes expectativas en la sociedad.
Estas se han producido en el contexto de promesas de campaña, la exposición de un programa de gobierno y las primeras disposiciones de la gestión.
Si a esto sumamos el cúmulo de demandas que por naturaleza incuban los diferentes actores sociales, nos encontraremos en un escenario de gran presión sobre el gobierno para lograr el cumplimiento de lo que espera la sociedad. Esto a su vez se convierte en el caldo de cultivo de tensiones y conflictos.
La República Dominicana se encuentra en una coyuntura donde abundan las demandas y requerimientos de numerosos grupos sociales, muchas veces antagónicos. Cada conglomerado espera que el nuevo gobierno sea capaz de satisfacer su parte del pliego.
El reto para los equipos de gobierno es asumir todas las demandas en un contexto de cooperación con los demandantes y no caer en la tentación de desestimar cualquier acercamiento de la sociedad que huela a reclamo, ya que precisamente el rol de una administración democrática es atender los requerimientos de la sociedad y encontrar la solución más justa para la mayoría.
En toda relación Gobierno-sociedad estarán involucrados actores con intereses encontrados y siempre se presentarán tensiones y conflictos; tal es la dinámica de la democracia. A los equipos de gobierno les toca equilibrar este complejo sistema de interrelaciones para garantizar la gobernabilidad.
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