lunes, 24 de septiembre de 2012

Sobreviviente…!

Por  Lic. Porfirio Nouel


El Dr. Rafael Mota me llamo esa mañana. Vendría a mi apartamento a darme las gracias por ayudarle a recibir su anhelada tarjeta de residencia. Todavía no me despertaba de la resaca producida por los tragos de la noche anterior. 
Rafelito llego al medio día del 22 de Diciembre de 1990 y me encontró con los signos del abuso del alcohol.
Mis ojos estaban casi cerrados, mi piel amarilla y la piel de mi tórax distendida. No estaba coherente y se me dificultaba el habla y mi estabilidad motora. Me dijo que iba a su vehículo a buscar el estetoscopio para hacerme un chequeo rápido.
Lo que vino después era de esperarse. Llamo la ambulancia y espero por ella para yo entrar al Booth Memorial Hospital y enfrentarme yo a la batalla más fuerte que haya librado en mi vida. 
A los doce anos empecé a experimentar con el alcohol. Hoy confieso que soy un alcohólico. Aun dejando de tomar ese día señalado al empezar este relato.
El 24 de Diciembre del 1990 entre en coma. No supe más de mí hasta empezar el mes de marzo de 1991 cuando por uno de esos milagros de la vida entro a mi caso el Dr. Steven Esposito por medio del Doctor Sergio Martínez amigo intimo de mi familia y compañero de estudio de mi hermano Alejandro Nouel. 
El infierno me llego unos anos antes de este episodio. Lo que empezó como un trago social se convirtió en la ingesta de un litro de whiskey y varias cervezas diariamente. Me vi en dos ocasiones obligado a entrar a los llamados programas de desintoxicación siendo el último unos meses después de la muerte de mi madre el día 30 de abril del 1990. A raíz de ese internamiento que duro 12 días nos arriesgamos a regresar a nuestra amada patria y lo que luego entenderíamos fue uno de nuestros grandes errores al exponerme tan pronto a las tentaciones del alcohol en todas sus formas. 
Volamos desde esta ciudad de New York hasta Puerto Plata y nos hospedamos en el hotel Sand Castle cerca de la ciudad turística de Sosua.
El sol daba de madre ese día. En la piscina estábamos toda la familia, incluyendo a mi esposa Gladys, mis hijos Eric y Edgar. También Flora y varios de mis sobrinos.
Me atreví a salir solo de la piscina y dirigirme a nuestra suite. El espejismo creado por el calor y la briza ardiente del atlántico hizo el juego al infierno que se peleaba dentro de mí. No tarde en dejarme seducir de nuevo y en minutos me tome 4 cervezas Quisqueya lo que marcaria el inicio del capitulo final en mi lucha contra el alcoholismo que llevare para el resto de mis días.
Desde el mes de Agosto hasta mi internamiento en Diciembre no pare de tomar un solo día. Todavía al mes del internamiento mi sangre presentaba niveles de alcohol anormales a mi estado de coma. 

Continuara...

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