domingo, 5 de agosto de 2012

El PRD en las miras del 2016

Escrito por: PORFIRIO LOPEZ (Analistapolítico@hotmail.com) Un análisis de coyuntura, sin apasionamientos, llevaría a la inequívoca conclusión que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) no se va dividir, porque lo peor de su crisis interna pasó, y la mejor medicina a los resabios es el tiempo, a lo que uno de los dos grupos ha jugado muy bien. Los perredeístas, acostumbrados a la oposición, pues sólo han estado en el Gobierno 12 años y 7 meses, de los 73 años que tiene la organización de fundada, comienzan desde ya a pensar en el torneo electoral del 2016. Aunque los problemas internos serán superados, la realidad es que existen dos corrientes adversas que no negociarán, ya que desde ambos lados hay aspiraciones presidenciales, y aunque por razones de prudencia y edad, es casi seguro que el expresidente Hipólito Mejía no optará por otra nominación. De ser así, el escenario interno en el PRD, estaría preparado para Luis Abinader y Miguel Vargas Maldonado. Quizás aparezcan otros aspirantes, de esos que no tienen posibilidades, pero prefieren estar en los medios a fin de que los tomen en cuenta para futuros Gabinetes. Aunque a simple vista las estructuras de Abinader lucen en desventaja frente a las de Miguel, la realidad es que la convención pasada demostró que la unidad con Hipólito le colocó en la delantera, alianza que de seguro se mantendrá tanto para escoger la dirección del partido como para los candidatos presidenciales del 2016. En política no existe el azar ni las coincidencias, y con su alianza con el sector de Mejía, Abinader demostró que es buen estratega, porque si Hipólito hubiese ganado las elecciones él fuera vicepresidente de la República, pero como las perdió, se convierte en el heredero de ese proyecto político dadas las insalvables diferencias con el otro sector. Para algunos analistas, la decisión de Abinader de endosar su respaldo a Mejía en un momento en que las encuestas no le daban oportunidad frente a Miguel Vargas, fue una acción valiente e inteligente, ya que ahora él necesita que el grupo de Hipólito haga lo mismo, de manera inversa, con lo que podría ganar las primarias del 2015. Esa, más que una jugada política sería lo conveniente para el sector de Mejía, en vista de que las fricciones frente a Vargas son irreconciliables, sabido por todos el papel que éste desempeñó en las pasadas elecciones a favor del candidato oficialista. Otro hecho a tomar en cuenta es la lealtad de Hipólito, demostrada al honrar el compromiso de mantener al licenciado Abinader como compañero de boleta, por encima de los asesores que proponían un cambio en ese sentido, además de la empatía personal que existe entre ambos dirigentes políticos. Sería un error gravísimo para los perredeístas, continuar más allá de este año en un ambiente de retaliación y justificaciones en vez de buscar los puntos coincidentes y poner los bueyes sobre el mismo surco, de manera que la materia orgánica sea sepultada, para fertilizar el suelo y producir mejores frutos de cara al futuro. Condición perseguida por la técnica de la rotulación del suelo previo a la siembra. Ambos grupos a lo interno del partido blanco manejan las estadísticas que demuestran que por razones de conflictos internos esa organización perdió entre 1978 y 1990 la preferencia de unos 408 mil 376 votantes. La merma que se registró en ese período en las preferencias electorales hacia el partido blanco fue de 25.7 puntos porcentuales, después de haber obtenido más de un 50% en los comicios del 78. Ya las elecciones finalizaron, hay un nuevo período gubernamental del PLD. Es hora de actuar con la cabeza fría y mirar el futuro con positivismo. No es un secreto que el PRD es el principal partido país y como tal un referente para las próximas elecciones. Miguel y las bases El rechazo que tiene en las bases del PRD el presidente de la organización podría convertirse en el principal aliado de Abinader, además de los “cuadros” políticos de Mejía. Investigaciones de mercado de las últimas semanas estiman en 88% el rechazo de las bases a cualquier aspiración de Vargas Maldonado. Claro que con el paso del tiempo ese porcentaje irá disminuyendo. Sin embargo, siempre será lo suficientemente alto para que el mantenimiento de la alianza entre Mejía y Abinader salga victoriosa de cualquier contienda interna. Falta mucho tiempo, es cierto, pero como decía José Francisco Peña Gómez: “El político que no es capaz de mirar más allá de las curvas está condenado al fracaso”.

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