viernes, 24 de agosto de 2012

Reflexiones en un día de lluvia


POR  RAQUEL NUÑEZ.
Siempre me causó curiosidad la impronta que deja el clima sobre las emociones, la letra, los pensamientos y la acción.
Desde la grafología, por ejemplo, estudiamos los cambios en la forma y las dimensiones de la letra de acuerdo al calor, el frío o la humedad del ambiente.
Los días de lluvia  no son la excepción.
Cuando llueve nos embarga un sentimiento de tristeza, melancolía, reflexión o alivio. De acuerdo a nuestra naturaleza y al momento de nuestras vidas que estemos atravesando.
En este mundo de formas, todo es impermanente, incluso el dolor. Y lo que hoy nos parece tan terrible e irremediable… mañana, con sol, podemos verlo distinto.
Sin ir más lejos, hace 7 años escribía “Te llueven los ojos” pensando que jamás encontraría el verdadero amor.
Hoy llueve, pero en vez de nostalgia, me dan ganas de reflexionar. Reflexionar sobre todo lo que soy, sobre todos los que me quieren, sobre todos a los que puedo ayudar. Reflexionar sobre todo lo que logré con determinación y confianza.
Hoy llueve, pero ya encontré a mi verdadero amor.
Al hombre que me sabe contener, al hombre que sabe dejarse amar.
Al hombre dulce; inteligente; emprendedor; que sabe ser amigo, amante, marido, padre.
En este tiempo aprendí que amar no es mirarse a los ojos, sino mirar juntos hacia la misma dirección; que amar es poder dejarse caer, confiando; que amar es soñar, concretando; que amar dignifica; que amar te hace mejor persona de la que eras; que amar no es perder tu identidad, sino redefinirla; que amar no es llorar por el otro, sino sentirse pleno; que amar no es renunciar, sino complementarse; que amar no es perderse, sino encontrarse. ¡¡ Te AMO Fer!!
Han pasado muchas lluvias y varias tempestades. De todo se aprende.
La clave está en correrse del papel de víctima de las circunstancias y accionar hacia la concresión de nuestros anhelos.
Para poder encontrar a un ser que nos complemente, debemos primero saber quienes somos.
Para poder encontrar a un ser que nos complemente, debemos mostrarnos con autenticidad.
Para poder encontrar a un ser que nos complemente, no importa el peso, el pelo, la ropa, la altura, o la facha… importa saber quererse a sí mismo, conocerse, estar abiertos al cambio, despojarse de los estereotipos.
Para poder encontrar a un ser que nos complemente debemos, primero, estar bien nosotros con nosotros mismos.
Cuando sea el momento, el amor llegará. Se los prometo!

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