viernes, 7 de septiembre de 2012

Testimonios de nostalgia y amor de la diáspora dominicana en el extranjero.



Por Yanoli Espinosa 
Algunos extrañan el  clima, otros las playas y casi todos, la exquisita comida dominicana. Lo cierto es que desde Dublín, Irlanda; Ginebra, Suiza; Sevilla, España; hasta Alasad, Irak, la comunidad dominicana esparcida por el mundo lleva consigo el recuerdo de su hermosa Quisqueya. Algunos de ellos nos cuentan, con marcada añoranza, qué es lo que más les hace falta de la República Dominicana.

 
“Extraño el folklor, el dominó, los bailes en la calle, las sonrisas de los niños que cuando viajas al interior corren a regalarte felicidad. La Presidente vestida de novia, la mano del desconocido que aparece cuando las dos gomas del carro se explotaron y tu celular está descargado. Me enorgullece decir que soy dominicana hasta la tambora”. Pamela Taveras, Comerciante. Cabo Rojo, Puerto Rico. 
“Extraño, entre tantas cosas, lo cerca que tenemos todo. Con distancias tan cortas, el día nos rinde más que el jabón de cuaba. Puedes salir en la mañana a visitar un pueblo con tus amigos, bañarte en el río, ir a una cascada, comerte un chivo a pocos metros, bailar y tomarte unos tragos en ‘terraza’, y estar de vuelta en casa para la cena”. Sertton Sánchez, Arquitecto. Barcelona, España.
 
“Añoro la gente que no deja de sonreír ni de bailar aunque no tenga dinero para comer; que sabemos disfrutar sin dinero. Es muy diferente de aquí, donde lo tienen todo y se agobian por cualquier cosa. Además, mi familia me hace mucha falta, mis amigos y nuestra gastronomía”. Mary Esther Campusano, Periodista. Sevilla, España. 

“De mi país me hace falta todo. Aparte de mi hija y mi familia, necesito las playas, la calidez de la gente, el clima. Y claro, ¡el sancocho!Dorian Degrandi, Estudiante. Ginebra, Suiza.
 
“Los jugos naturales de chinola y tamarindo, el mofongo y uno que otro dulce, como la bola de naranja rellena de dulce de leche, son de las cosas que realmente extraño con mucha frecuencia y que no dejo de consumir cuando tengo el privilegio de estar en mi tierra". Cecilia Bautista, Abogada, Miami, Florida.
“Añoro a mis amigas y la oportunidad de compartir con ellas con frecuencia. En especial extraño mucho a mi amiga Ana y los cafecitos que tomábamos en su casa. También me hacen falta las ‘juntaderas’ para desahogarse y burlarse de todos los problemas”.Nancy Pérez, Agente de Bienes Raíces. Miami, Florida.
 
“Lo mejor de República Dominicana es su gente. El calor del dominicano siempre se extraña cuando estás lejos. Compartir en familia a orillas de sus hermosas playas, es algo que jamás olvidas”. Yesenia Botelho Benzan, Geóloga. Ciudad Bolívar, Venezuela.  
“Me fui de República Dominicana a los 11 años, así que extraño mucho a mi familia, también recuerdo con nostalgia los paseos al campo que solíamos, y ese calor que te ofrece el dominicano que te hace sentir que siempre pertenecerás aún cuando estés tan lejos”. Alberto Taveras, Militar. Alasad, Irak.
“Siempre se extrañarán muchas cosas de la tierra que nos vio nacer. En mi caso, lo que más echo de menos es la playa, específicamente Bayahíbe, por sus aguas llenas de vida y su color turquesa tan transparente, nada se pierde bajo él”. Yeny Tiburcio, Diseñadora de Interiores. Miami, Estados Unidos.
 
“Lo que más falta me hace son sus playas paradísiacas, el clima caliente durante todo el año y la calidez de los dominicanos en general, sin obviar mi rica comida...Un sancochito de habichuelas para mí es lo mejor. También extraño mucho a mis amigos”. Lizbeth Santos, actriz. Los Ángeles. Estados Unidos. 
“Después de mi familia, extraño la belleza de la mujer dominicana, el ritmo latino y las fiestas de mi país. La libertad con que se vive en Puerto Plata, en contacto directo con el mar. Eso es único. La comida, los panas… son tantas cosas que no me puedo decidir”. José Luis (Chezina) Barbero. Bremen, Alemania.
“Extraño tantas cosas de mi país que no sé cómo empezar… Lo primero es mi familia, mis panas, el sazón de mi abuela. Las ricas habichuelas con dulce, pero lo principal es el calor humano de los dominicanos”. Noel de la Cruz, barbero. Nueva York, Estados Unidos.
 
“Hace siete años que dejé mi país y parece que el tiempo se encuentra detenido, porque no dejo de recordar cada momento, lugar y personas que quedaron atrás. Echo de menos a mi familia, la playa, coger carritos públicos, comerme un ‘chimi’, y un buen sancocho. República Dominica es un sueño del cual nunca quisiera despertar”. Yenni Paredes, estudiante, San Juan. Puerto Rico. 
“Lo que más extraño de Santo Domingo son los salones de belleza. En pocos países te puedes dar el lujo de ir dos o tres veces a la semana al salón sin gastarte una fortuna. ¡Los añoro tanto cada vez que tengo que pasarme una hora secándome el pelo yo misma!”. Margarita Casas, Coordinadora de Social Media. Toronto, Canadá.
“Definitivamente, la forma de vida fuera de mi país no es la misma. Extraño mucho el poder ir a la playa y la piscina en cualquier época del año, y también me hace falta el queso de hoja”. Salomé Alba Contreras, ama de casa. Nueva York, Estados Unidos.
 
“Cuando sales de la República Dominicana extrañas la gastronomía, el folklor. Uno se acostumbra, pero hay carencias siempre. La calidez de los dominicanos, la sencillez con las que se montan las fiestas, los amigos que te escuchan y aquellos atardeceres en la playa que no he visto en ningún otro lugar”. Jackeline Moreno, Manager de Hostelería. Barcelona, España. 
“Lo que más extrañamos es el jugo de china de la calle, las empanadas de pizza y las obleas… la comida en general. Además, la libertad de no cumplir ciertas reglas y el entretenimiento nocturno”.Derik Binet y Catherine Núñez, Comunicación y Ventas. Miami, Estados Unidos.
“Me hace falta la alegría y el cariño incomparable de la gente de mi país. Un buen sancocho de habichuelas y el concón ‘quemaíto’ de mi abuela. Por último, la belleza de las playas que rodean a nuestra infinita República Dominicana”. Elba Vargas-Russell, Asistente Bancaria. Dublin, Irlanda.
 
"Lo que más extraño es compartir con mi familia todos los domingos en casa de mi abuelita y la ‘juntadera’ con amigos. Poder comerme mi chicharrón de cerdo con guineítos o el puerco asado con ‘una fría’ en la mano. El ambiente chévere y cálido que nunca cambia”. Emmanuel Tejeda, Consejero Universitario. Vermont, Estados Unidos. 
“Los que vivimos fuera siempre extrañamos a nuestros familiares, aunque con la tecnología se sientan más cerca. Echo de menos el calor humano de mi gente, nuestras ocurrencias, nuestro acento al hablar y hasta la fisionomía del dominicano. Cuando visito mi tierra miro a las personas y para mí no hay gente más bella que las de mi país”. Rocío Rosario, ama de casa. New Jersey, Estados Unidos.
“La República Dominicana es el país donde me crié, allí viví durante 11 años, por eso extraño tantas cosas. A mis amigos, mis tías y abuelos, el ‘coro’, la cultura, además de mis lugares favoritos, como el restaurante La Dolcerie”. Grace De Jesús, estudiante. Miami, Estados Unidos.
 
“Lo que más falta me hace es mi madre, mi familia, los vecinos. Esa comidita dominicana que es la mejor del mundo. También a mis amigos, a la gente en general y la solidaridad con la que se tratan, tan diferente a la frialdad de otros lugares. El clima tan rico… lo extraño en especial en el duro invierno”. Sandra Pimentel, Ama de Casa. Pennsylvania. USA. 
“Extraño muchas cosas. Por citar algunas, me hace mucha falta la comida, principalmente los plátanos fritos, el dulce de coco y, sobre todo, los mangos. También las playas, el sol, mi barrio y a mi familia y a mis queridos amigos”. Soranna Japa, Ama de casa. Zurich, Suiza.
“Echo de menos la calidad humana de los dominicanos y nuestro clima, que valoramos más cuando estamos lejos. Nuestra calidad de vida con la familia. Tenemos un país hermoso y bendecido por Dios. El anhelo de cada dominicano que está fuera es poder volver a su patria”. Dallamara Villacampa, Ama de Casa. Murcia. España.
 
“Me hace falta el amor incondicional de mi familia, las ricas comidas caseras, las playas, la amabilidad de las personas, los dulces y los mangos. Las reuniones familiares y los viajes en caravana a las playas y sitios históricos, la alegría del merengue”. Laura Benzan, Supervisora de Recaudación. Ciudad Guayana, Venezuela. 
“Lo que más extraño de Santo Domingo es visitar los monumentos históricos de la Zona Colonial. Cada edificación tiene un propósito en la historia de mi país. Recordar que somos la Ciudad Primada de América me hace sentir orgullosa de ser dominicana”. Haidhelly Ramírez, Ama de Llaves. Texas, Estados Unidos.
"Extraño la alegría de mi gente que sonríe en la más dura adversidad. Bailar un buen merengue, degustar el rico sazón de mami, la chercha con mis amigos; pero sobre todo añoro y necesito del abrazo cálido y sincero de mi familia a la que tanto amo". María Teresa Morel, periodista. Sevilla, España.
 
“Lo que más falta me hace es la gente en general, el calor humano que regalamos los dominicanos. Mi arroz, habichuela y carne con sazón ‘Made in RD’. También extraño la cerveza Presidente, el mar, ese malecón inmenso y su olor se sumerge en mi sangre. Te amo República Dominicana”. Mairelys Vililo, Editora de Arte y Espectáculos. Boston, Estados Unidos.  
“Extraño mi tierra, las caras, los dominicanismos, la gastronomía… desde esos palitos de cocos con caramelo rojo vertido por encima, hasta el asopao de camarón, además del cafecito en taza que brindan cuando uno llega de visita a una casa. Los paraderos criollos entre ciudades, las paleteras y fruteros en las esquinas. El saludo sincero de un perfecto extraño, mecerse en la marquesina de la casa. Me hace falta la música constante, las fiestas patronales, tener la playa cerquita, las religiosidad durante Semana Santa y el colorido del carnaval”. Odalisse Rodríguez, Ama de Casa. Ohio, Estados Unidos.
“Alguna de las cosas que más echo de menos de mi país es mi familia, siendo la única que está fuera del país, a veces es difícil evitar la nostalgia. Los amigos con los que crecí y compartí tantas experiencias y momentos especiales, la comida: un plátano frito, un moro, carne guisada. La verdad que para ser una país tan pequeño tenemos mucha cultura”. Larissa Toribio, Abogada. Los Ángeles, Estados Unidos

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