jueves, 14 de febrero de 2013

Sociólogo analiza escenarios crisis del PRD

El sociólogo Enmanuel Castillo.



2-2

Qué hacer


 En ese contexto controlado por el PLD y que determina la división inevitable del PRD, qué podría hacer este partido. Varios sectores se inclinan por buscarle al conflicto una solución por la vía del diálogo y la concertación, a fin de lograr una salida unitaria. Pero estos enfoques asumen como supuestos los ideales de la integración y de la cohesión social propios de la  democracia, dejando de lado los procesos objetivos  que emanan de la contradicción dialéctica que reducen la factibilidad democrática y que explican la situación conflictiva que ha dado origen a la crisis del mayor partido dominicano.

Escenarios convenientes para el PLD

Un análisis de los posibles escenarios frente al conflicto, nos plantea un primer escenario que se definiría a partir de que el PLD decida definitivamente otorgarle a la facción de Miguel Vargas la propiedad de la franquicia del PRD. Dadas su escasa legitimidad social y su reducido atractivo político, por carecer Miguel Vargas de una razón política, el futuro de esta facción por su origen fáctico dependiente del PLD, es la de convivir parasitariamente con el partido de gobierno, y servirle  de otro partido bisagra al PLD, tal como sucediera con el PRSC. De esa manera, se garantizaría el triunfo estadístico y la continuidad indefinida del PLD en el poder.

Consecuentemente, la facción del PRD despojada  y desarbolada tendrá que girar en torno al limitado pero carismático liderazgo de Hipólito Mejía, para quien en una próxima contienda electoral  le será imposible no sólo triunfar, sino repetir la casi proeza del 2012 al enfrentar  al poderoso PLD gobernante. Por el contrario, en esa eventualidad la mística clientelar y oportunista del PRD ya no le serviría de mucho y podría esta facción experimentar un proceso de desintegración y dispersión. Su participación electoral sólo serviría para confirmar  la legitimidad fáctica del PLD como partido único y hegemónico del sistema. Con ello se consolidaría la totalización del poder por el partido único y el pleno desarrollo de una nueva era de Dictadura en el país.

Escenario por la democracia    
   
Sin embargo, la situación creada contiene las contradicciones dialécticas que generan la necesidad de revertir el proceso de totalización del poder y de reiniciar el proceso de reconstrucción de una democracia plural y participativa, sobre la base de un sistema de parido que viabilice no sólo la garantía de un estado social y democrático de derecho, sino la implementación de una estrategia nacional de desarrollo que integre al país de forma competitiva al mercado mundial y global. Para ello hay que asumir como finalidad desmantelar toda la estructura estatal del poder político que ha creado y monopolizado el PLD gobernante, de modo que se instauren los principios democráticos de la separación de poderes, la igualdad de oportunidades y el estado de derecho, al tiempo que se fortalezca un régimen electoral que asegure elecciones limpias y transparentes, no clientelares y mercantiles, de las cuales surjan gobiernos legítimos y creíbles que respeten  la institucionalidad democrática basada en la Ley y la Constitución.
   
Esa finalidad encierra un nuevo escenario alternativo para cuya construcción deberá surgir y se deberá  estimular  la creación de un movimiento de convergencia democrática en el  que han de caber  todas las expresiones de la sociedad civil y de toda la colectividad, incluyendo al PRD desarbolado de Mejía, formando una gran alianza nueva que aspire por un país institucionalmente organizado,  con una democracia fuerte  que, además,  promueve  un Estado que conjun-tamente con el sector privado impulse una real política de desarrollo sustentable, que abra el abanico de oportunidades para todos, al tiempo de proteger y conservar el medio ambiente y los recursos naturales de la Nación.
   
Este movimiento de convergencia democrática podría ser la vía para que el PRD desarbolado o inorgánico, que encabeza Hipólito Mejía, encuentre el camino para combatir y superar la imposición que lo amenaza proveniente del poder fáctico del PLD.
Su propia mayoría, el poderoso sector externo, los frentes de masas y su prometedora juventud, animada positivamente por el carisma de Mejía, pudieran ser la vanguardia de una alianza mayor con otras expresiones de la sociedad civil y de las fuerzas vivas de la Nación, que conformen este movimiento de convergencia en pos de una  gesta que permita  reconstruir la democracia dominicana, hoy amenazada de muerte por la instauración de un régimen político basado en la hegemonía de un partido único y totalitario.
   
Mejía  puede aprovechar la energía política que inspira su carisma para estimular esa movilización, pero debe desmontarse de la partidocracia clientelar que sólo alimenta el oportunismo de los “activista” y auspiciar este movimiento de convergencia, asociándose con grupos que puedan agregarle valor de inteligencia política, que desafortunadamente no le ha ofrecido una dirigencia acomodada y atrapada por un liderazgo caudillista trasnochado y clientelar, y que hoy no entiende ni sabe qué hacer frente al formidable ataque de su poderoso enemigo.
   
Este nuevo PRD convergente debe, entonces, en lo inmediato implementar una estrategia que a lo interno asuma como líneas estratégicas: restablecer los mecanismos que garanticen la democracia interna del movimiento; reestructurar la organización adecuándola  y simplificándola a los fines de su mayor eficiencia; y de modo específico, mantener la prohibición de que las autoridades de la organización aspiren a cargos electivos.    
   
A lo externo, el PRD convergente, debe actualizar su misión a favor de la democracia  redefiniendo su visión y objetivos frente a la amenaza que encierra la hegemonía totalizante del PLD, promoviendo aquellas iniciativas electorales y políticas (nuevo código electoral) que garanticen una real separación de poderes, mayor igualdad de condiciones y una transparencia que garantice una mayor moralidad y tolerancia en el ejercicio de las funciones públicas.

Asimismo, definir un modelo de gestión pública conectado  con una adecuada visión del desarrollo, que levante la “esperanza nacional”, y  que inspire la movilización de masas  que gire en torno al movimiento social renovador de la convergencia, con participación destacada de la juventud, de modo que potencialice el  desmantelamiento  de todas las amenazas que atentan contra la democracia y el desarrollo dominicanos.
   
Esa estrategia recuperaría el rol histórico que ha jugado el PRD  por la democracia y la libertad del pueblo dominicano. Se trata de una visión y una misión de largo plazo, que puede aprovechar los procesos electorales, pero que no puede entretenerse ni confundirse con aspiraciones individuales y egoístas por la candidatura a la presidencia de la República. Se trata de objetivos nacionales y patrióticos, que en el proceso, en el camino, pudieran coincidir con las candidaturas nacionales.   

¡Ese es el camino del reencuentro del PRD convergente con su misión histórica!

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