viernes, 8 de marzo de 2013
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El Día Internacional de la Mujer nunca será una fecha grata, no por el contenido, sino por las cifras de agresiones en contra del ser humano que debería ser el más apreciado por el hombre.
Hay datos estadísticos de grupos que luchan a favor de la mujer, que dicen que las agresiones contra de ésta alcanzan el 70 por ciento en el mundo. Pienso que ese dato no es correcto, porque si fuese así, es terrible.
Pero sea o no cierto el dato, hay muchas agresiones en perjuicio de las mujeres. La mujer, aún con sus defectos, debe ser respectada, especialmente cuando se trata de la madre de vuestros o nuestros hijos.
Muchas mujeres son golpeadas, heridas y asesinadas por discusiones que se originan con sus compañeros, básicamente por los celos de las damas cuando sospechan o saben que éstos tienen otras.
La mujer también tiene que hacer sus aportes, cuando por una u otra razón, cuando ya deja de querer a su esposo o marido, términos que figuran en los textos legales de nuestro país.
Y si una mujer cela a su hombre, es porque lo quiere. ¡Y si esa mujer cela porque no quiere perder tu amor!, ¿por qué agredirla o matarla?
Los hombres debemos ser más conscientes del papel de las mujeres en las diferentes sociedades. Son nuestras compañeras y las madres de vuestros nuestros hijos.
El hombre debe pensar, antes de cometer cualquier tipo de agresión, que es un gran perdedor cuando ejecuta el hecho. La sociedad lo observa como un cobarde, los hijos y otros familiares lo desprecian.
Este mal es un problema de todos. La mujer también debe poner de su parte. No debe dejarse influenciar por las malas orientaciones de un falso liberalismo.
La pareja (hombre y mujer), debe dialogar en los momentos difíciles. No involucrar a muchos intermediarios, y si es una solución, hacerlo a través de profesionales en la materia. ¡Eso incide mucho!
La Justicia tampoco está jugando su papel social, sino el económico. Cada vez que le llega un caso de amenaza o un empujón que el hombre le da a su compañera, se dicta una medida de coerción para que los abogados “funcionen”.
Ya no funcionan los jueces ni fiscales que fomentaban el diálogo entre los matrimonios, casados o no. Ahora lo que funciona es el dinero. Una mujer, quizás falta de conciencia, por cualquier cosa se presenta a la Justicia para acusar a su compañero de algo que puede ser solucionado hablando entre familia, pero desde que el caso llega al tribunal se convierte en dinero.
También se puede originar el caso de que la mujer ya no quiere seguir con el hombre y éste, de manera irracional, quiere o actúa en contra de ésta. ¡Esto es imperdonable! Cuando no hay comprensión, porque terminaron todas las intervenciones, la separación es lo más correcto.
Observé un caso, en la Justicia de Santiago, donde dos niños, hijos de un matrimonio en conflicto, correteaban entre el padre y la madre, llenos de inocencia, sin saber que ellos estaban participando de un gran problema provocado por quienes los trajeron al mundo.
Es tiempo de que la sociedad tome el control de este problema. Hace falta muchas conferencias, cursos o talleres con la participación de hombres y mujeres para orientarlos sobre la materia ¡Hace falta más compromiso social!
Las Iglesias, especialmente la Católica, por ser la mayor, tienen un gran compromiso. No hay ningún tipo de duda, cuando decimos que los religiosos son los que más llegan al sentimiento de los seres humanos.
Y si son los que más facultades tienen para orientar a las feligresías, lo más correcto es que comiencen a desarrollar estos tipos de eventos a nivel nacional, llegando, de la forma que sea, a los lugares más remotos. ¡El mal no se soluciona criticando, sino educando!
-Gracias por su lectura.
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