Hablar de “Mujeres en Blanco y Negro” es hablar de determinación y superación… y, al mirar atrás, con ojos críticos, es darme cuenta de la gran capacidad que tenemos las personas de superar los obstáculos y entender que a cada final le sigue un principio.
Es confirmar que todo es posible si hay motores que te impulsan.
Mentiría si dijera que cuando Dilenia me habló de iniciar este proyecto juntas no me asusté, sentí pánico.
Esos estados de ánimo estuvieron presentes día a día, por muchos meses, pues asumía un reto que no estaba en mi agenda.
Sin embargo, después de 6 años al aire llegando a los hogares dominicanos, debo reconocer que he aprendido muchas cosas, que me he fortalecido con cada paso y que he crecido mucho profesionalmente.
Debo agradecer a muchas personas por estos seis años, pero hay alguien a quién debo dar la mayor parte del crédito de lo que hoy soy como conductora y productora de “Mujeres en Blanco y Negro”, y, hablar de ella, es hablar de mi hermana de corazón, una mujer tenaz, acuciosa, talentosa, determinada y de gran profesionalidad.
Ella es Cruz… Dilenia Cruz… y, al estilo James Bond, debo reconocerle su paciencia y cariño hacia mí, pues, al perder a mi esposo de manera intempestiva, hace seis años, ella fue más que una hermana, fue mi guía y muchas veces mi bastón y paño de lágrimas.
Ella ya no me acompaña en el programa físicamente, lo hace a la distancia y, en la distancia, hoy quiero agradecerle su amistad, apoyo, guía, enseñanzas y, sobre todo, su amor.
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