miércoles, 26 de febrero de 2014

Fábula: El zorro, la liebre y el mono, a propósito del PRD

Dr. Frank EspinoPor Dr. Frank Espino.--“Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes” Anónimo

En la selva, había un Zorro, que era director de orquesta. Sabía perfectamente el compás de todos sus músicos. En una ocasión, fue invitado a un gran festival para conocer sus cualidades, fue tan apoteósica su aparición, que todos los animales, salvo algunas excepciones aplaudían frenéticamente al zorro como director.
   
Dada la fama, comenzó hacer presentación por toda la selva, pero olvidó que había que ensayar, para cada presentación.

Entonces comenzaron a desafinar muchos de sus músicos. El creía que con solo levantar la batuta, podía dirigir a los otros animales. Ocurrió que de la misma forma como fue aplaudido, comenzó a tener poco público, al extremo tal que los mismos músicos que lo acompañaban, comenzaron a desentonar, para así lograr un cambio de director de orquesta.
  
 La Liebre, que de vez en cuando levantaba la cabeza para ver la actitud del afamado Zorro, susurró, y se difundió por la selva, que el Zorro no sabía de música, y por lo tanto no podía dirigir la orquesta. Entonces se propuso como nuevo director para alegrar a todos y cada uno de los animales selváticos, y así lograr la afinidad en el sonido, fue tal su convencimiento, que todos creyeron y definitivamente, logro ser de nuevo director, como tenia su propia orquesta desplazo al Zorro, dejando sin trabajo a los antiguos músicos.
   
El mono fiel seguidor del Zorro, decía tener un instrumento musical básico- un pito- para hacer venganza de su amigo el Zorro. Intentó entonces rescatar a los músicos. Cambió las notas del pentagrama. Afinó sin cesar nuevos instrumentos y así se hizo dueño de la antigua orquesta. No entonó. El Zorro decía tener un instrumento guardado-la Flauta- y sin esta no se podía tocar.    

El Zorro, quiso tomar de nuevo la orquesta. El mono, ni tonto ni perezoso y siempre estimulado en secreto por la liebre, no soltó la varita y quiso dirigir la orquesta. Esto provocó, que la liebre que estaba encima de un palo, les sugirió, que tanto el Zorro, como el mono, fueran a una lucha campal. Así fue. Para amedrentarse, cada uno enseñaba al otro el instrumento que tenían en el bolsillo, fue tal lucha, que cayeron por un derrocadero, quedando cada uno en diferentes lados del barranco.        

Cuando pudieron despertar de los golpes de la caída, vieron la liebre sonriente. Se buscaron el instrumento guardado en los bolsillos que ambos tenían. Lo perdieron, y se dieron cuenta que se quedaron sin pito y sin flauta.

El autor es médico, escritor y profesor universitario.

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