domingo, 9 de diciembre de 2012

DANNY RIVERA, ACOMPAÑADO DE NIÑOS Y NIÑAS, SE PRESENTA CON ÉXITO EN EL TEATRO NACIONAL, DEMOSTRANDO QUE AÚN PERMANECE COMO UNO DE LOS INVENCIBLES DE LA CANCIÓN ROMÁNTICA


Danny Rivera es un mensajero del amor. Tiene casi cinco décadas representando a Cupido por estos lados del Caribe. Y, anteanoche, en uno de sus rincones preferidos, el Teatro Nacional, volvió a realimentar los corazones de sus adeptos dominicanos con su concierto “Amar o morir”. 
La fórmula del Danny de todos los tiempos no cambia mucho. Tampoco tiene por qué. Son las mismas canciones de siempre que vuelven a redescubrirse, a corearse y a aplaudirse. Y él se entrega como aquella primera noche de 1979 de “Madrigal”, con su voz inconfundible y en tonos impecables que evidencian una vida sana, una garganta bien cuidada.
Una tras otra fueron llegando los dardos del amor, bien envueltos. “Siempre me pasa lo mismo”, “¿Qué será de ti?”, “Mi árbol y yo” y “Cómo he de vivir sin tu cariño” fueron los primeros.Luego siguieron “Amada amante”, “Vals de las mariposas”, “Mi viejo”, “Para decir adiós” (a dúo con Johanna Almánzar); “Te me perdiste” (con Pavel Núñez).
A continuación el bloque para rematar: “Los hombre de rabia lloran”, “Amar o morir” y “Tantos deseos de ella”.
Sin embargo, la selección de sus temas de “Serenata” coronó los mejores momentos. O los más románticos. “Mujer abre tu ventana”, “Bajo un palmar”, “Amor robado”, “Piensa en mí”, “Silencio” y “Madrigal” recibieron los vítores y dejaron establecido a Rivera como un imbatible del reducto artístico de la canción romántica.
Una formidable orquesta conformada por cinco músicos y dirigida por Amaury Sánchez le acompañó esta vez en un concierto nada pretencioso en lo visual, pero sí en el objetivo esencial: recaudar fondos para la construcción de una escuela en Tireo, Constanza.
Sandy Gabriel, besando con pasión a su saxofón, esparció en el auditorio sonidos embriagantes que le valieron suspiros y aplausos.
La imagen más hermosa la conformaron decenas de niños y niñas de la Academia de Formación Artística de Amaury Sánchez (AFA), que interpretaron “Noche de paz”, “Libre” y “Yo quiero un pueblo”. Padres orgullosos, “afaemocionados”, se levantaron de sus asientos para aplaudir a sus pequeñas extensiones en la tierra.
“Gracias por existir niños, gracias porque ustedes son la prolongación del maravilloso sueño de la vida, de que mientras seamos niños tenemos la oportunidad de alcanzar a Dios en el cielo”, le expresó Rivera en medio de la canción navideña por excelencia.
Un dúo de amigos. Pavel Núñez y Danny Rivera han hecho mucha química y han establecido una permanente amistad. Cantaron juntos de nuevo. 
Unión en el escenario. Danny Rivera y Amaury Sánchez también han logrado una amistad duradera y en el escenario se entienden a las mil maravillas. 
Invitada. Johanna Almánzar sorprendió a muchos con su dúo en el tema “Para decir a dios”, convertida en éxito por él junto a Eydie Gormé.
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MOMENTOS PARA RECORDAR EN EL TEATRO

Hacía mucho tiempo que durante un concierto no se entregaban flores al artista. Esta vez hubo varias entregas.
Miledys Pérez, la denominada “Reina” de la emisora Disco 106, se llevó el gran piropo de la noche por parte de Danny Rivera, quien la saludó y le agradeció su presencia. Ella desde el fondo le expresó que estaba presente y que por haber llegado tarde se tuvo que sentar atrás.
El cantante, más dominicano que puertorriqueño, luce muy bien a sus 67 años de edad. Ya es clásica en su vestimenta su bufanda (tenía una roja) sobre su ropa negra.
Amaury Sánchez, de blanco, fue el ángel que llevó el andamiaje de la producción artística que no necesitó de escenografía ni artimañas tecnológicas para dejar el “qué bueno estuvo” en boca de los presentes.

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