La chikungunya, que se ha expandido hasta volverse una epidemia, no es una enfermedad letal, pero está causando ausentismo laboral y escolar y dejando una estela de molestias en los cuerpos que ha tocado, por cierto, con una sintomatología variopinta, pues no todas las personas afectadas presentan el mismo cuadro clínico.
El pueblo, tan propicio a buscarle una salida humorística -sin duda un recurso esperanzador frente a todos sus problemas-, viene señalando que la afección debe rebautizarse como “no me voy sin verte”, pues la cantidad de infestados es alta para un padecimiento contra el cual se ha levantado una enorme maquinaria de cooperantes que eliminan los potenciales focos vectores de los agentes transmisores, los mosquitos.
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