Por Juan Núñez Collado.-Conviene recordar el eslogan que se enarboló en la sociedad dominicana a partir de la fuerte crisis del 1990 que decía: “La gente hablando se entiende”.Los grandes científicos de la conducta humana nos enseñan que la capacidad del ser humano para expresar sus ideas mediante la palabra oral o escrita es lo que más lo diferencia del bruto animal.
De hecho, biológica y fisiológicamente somos bien semejantes a todos los componentes del reino animal, pero la capacidad de dialogar nos separa abismalmente del reino animal.
Opino que todo hombre o mujer de buena voluntad debe acoger con regocijo la buena noticia de que del diálogo entre el Gobierno de Colombia y la FARC, que quiere decir; “Las Rebeldes Fuerzas Armadas de Colombia”, se ha llegado a un acuerdo en dos puntos de una agenda de seis que se discuten en la ciudad de La Habana, Cuba, desde hace un año.
Este segundo punto versa sobre la participación política de los movimientos surgidos tras la firma de un eventual acuerdo final. Por primera vez los rebeldes aceptan abandonar las armas y pasar a la política. Este es un paso trascendente porque el diálogo nos acerca más a la civilización y nos aleja de la barbarie de la fuerza bruta, de las violencias, la destrucción y la pérdida irreparable de vidas útiles.
Conviene recordar que este conflicto armado comenzó en el año 1964 y ha llenado de muerte y destrucción, secuestros y pérdidas irreparables de vidas la familia de la gran nación de Colombia. Tenemos que hacer oración y algunas penitencias personales por el éxito y la continuidad de este diálogo, que de una manera civilizada ponga fin a actos de barbarie en los albores de este Siglo XXI. Haciendo un símil de esta situación ojalá que los dirigentes y buenos amigos Hipólito y Miguel entiendan que tienen el gran reto de poner fin a la guerrilla interna dentro del PRD, es condition sine qua non para que merezcan el perdón del pueblo dominicano, que ve en el PRD una fuente legítima de redención socio-política y el único partido capaz de hacer una oposición real al gobierno del PLD y de frenar la dictadura de un partido único, que se convierte en una real destrucción del ensayo democrático desarrollado con muchas penurias y sacrificios hasta el presente.
Si no somos capaces de entendernos mediante el diálogo nos acercamos más al bruto animal que al “homo sapiens”.
Hace falta diálogo entre las parejas y los hijos, los dirigentes de las sociedades intermedias como sindicatos, asociaciones empresariales y la membresía de estas organizaciones que solamente son convocadas para que tributen y vayan a votar por planchas consensuadas entre dirigentes autocráticos que se creen imprescindibles y vitalicios.
Hay que dialogar sobre la necesidad de un relevo generacional de los partidos políticos y las asociaciones intermedias de la sociedad dominicana, para que podamos superar el modelo autoritario y oligárquico que impera hoy.
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