jueves, 28 de noviembre de 2013

Vientos de cambios

El Papa Francisco le está imprimiendo a la Iglesia Católica nuevos bríos que apuntan a un cambio sustancial en la orientación y comportamiento de esa importantísima institución, la cual contribuye a la convivencia y la paz de los pueblos donde la Iglesia ejerce una gran influencia como es el caso de los países de la América Latina.
    
Esos vientos de cambios parece que se fortalecerán a partir del documento dado a conocer por el Pontífice de la Iglesia, denominado “La Alegría del Evangelio”, en el cual el Papa convoca a toda la Iglesia a su renovación espiritual, de modo que sea una Iglesia abierta y misionera y estructurada en torno a la esencia del Evangelio de Cristo. La difusión de este planteamiento papal ha de dar lugar a una “Nueva evangelización para la transmisión de la fe”, exhortando a la  “misericordia y la revolución de la ternura de Jesús” que ha de ser el centro de la misión evangelizadora.  
    
Esa nueva orientación no sólo implicará reorientar el ejercicio del propio papado de Francisco, sino que introduce modificaciones en el rol de los sacerdotes y demás personal religioso en su relación con la feligresía, de modo que ésta se acerque más al mensaje de Jesús. Dice el Papa “No encerremos a Jesucristo a nuestros esquemas aburridos”, al tiempo de pedir que la Iglesia tenga “los templos con las puertas abiertas… para que el que busque a Dios no se encuentre con la frialdad de las puertas cerradas”.
    
El Papa critica, en su documento, a la Iglesia mundana que vive para sí misma, “oscura” y sin preocuparle que el Evangelio tenga una real inserción en las necesidades de la gente”. Se trata, en consecuencia, de una línea de acción cristiana que habrá de modificar las prácticas católicas sobre el cristianismo acercándolo más al mensaje del Evangelio que recoge el ejemplo de vida de Jesús. Esa nueva evangelización promovida por el Papa Francisco, en el caso nuestro, ya tuvo no hace tanto un antecedente ejemplarizador  en el caso del Padre Emiliano Tardif muy conocido por su impacto evangelizador.
    
En conclusión, un cambio en la Iglesia Católica como el que anuncia el papado de Francisco, podría servir de una sana referencia para que nuestra Iglesia, y toda la población, se abra a los aires de cambios que requiere la Nación para enriquecer material y espiritualmente la convivencia entre los hombres y mujeres en un ambiente de mayor prosperidad, seguridad y felicidad.
¡Qué así sea!

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