La cotidianidad dominicana en estos momentos está recargada de conflictos que complican la vida ciudadana y la rutina del Gobierno. El más sobresaliente de esos conflictos es el descontrol migratorio y de frontera, y la sentencia del Tribunal Constitucional que ha complicado el problema, al despojar de la nacionalidad a ciudadanos documentados o no que nacieron y se hicieron persona aquí, pero que son de ascendencia haitiana.
La sentencia no sólo ha dividido a la dominicanidad entre los “patriotas” anti haitianos que la defienden y los “traidores” pro haitianos que la critican por inhumana, inefectiva e irracional, sino que además ha dañado la imagen internacional del país, por haber incurrido en violación de los derechos humanos fundamentales de las personas, dentro de los cuales se consignan la nacionalidad y la identidad.
El Diálogo Binacional Haití-RD con la mediación de Venezuela y la participación de los frentes oligárquicos de ambas naciones, intentará solucionar el diferendo entre ambas países, mediante la aprobación de protocolos diversos. Pero lo más probable es que la conclusión real sean acuerdos para que las cúpulas económicas de ambas naciones aprovechen las oportunidades de rentables negocios en beneficio de sus intereses especiales, tal como lo insinúa la decisión inesperada de crear un “Consejo Económico Binacional”. Los problemas como el control migratorio y de frontera quedarán en un segundo o tercer plano y sólo en papeles que los “insolventes” no podrán honrar.
Otro conflicto que abate la opinión pública se da entre la DGII y el comercio, conflicto que anuncia una huelga nacional y que se origina por la resistencia del comercio tradicional a las impresoras fiscales. Es un conflicto propio de la resistencia de una tradición permisiva de la evasión fiscal y una modernidad formalizadora que esconde la voracidad fiscal de la nueva gobernabilidad globalizada, pero cuya pauta dispendiosa de los recursos públicos deslegitima todo esfuerzo por instaurar una economía formal. A este conflicto se le añade el grito de las Amas de Casa y de ANADEGAS, quienes protestan por el aumento del GLP y por la intención de eliminar el diferencial que favorece a los detallistas de combustibles, con lo cual estos sectores son perjudicados por la misma voracidad fiscal de la nueva gobernabilidad.
En el plano institucional ha aparecido otro conflicto con la decisión del TC de declarar inconstitucional el Colegio de Abogados y la iniciativa de LEY de la SCJ para controlar el ejercicio de la abogacía desde las instancias oficiales, anulando al gremio profesional, lo que se interpreta como un atentado de naturaleza totalitaria que se habrá de expandir a otras aéreas profesionales.
Un denominador común
Todos estos conflictos tienen un denominador común: y es la presencia de un “pensamiento único” que se impone en todos los órdenes y que nace del gran dominio del “partido único”, instrumento partidario que responde a la nueva oligarquía económica-política que trajo consigo la globalización en nuestro país.
¡Danilo y Leonel son la “cara y cruz” de una misma moneda muy poderosa!
miércoles, 5 de febrero de 2014
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