miércoles, 12 de febrero de 2014

Las cosas tienen dos usos…

“Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado” (José Martí)

Si hoy Jesús, El Cristo, anduviera entre nosotros como humano, cambiara de su discurso relatado en el precitado Evangelio, las palabras “cansados y agobiados”. Esta última usada en otras traducciones, por “estresados.” Hoy por hoy la gente no se cansa ni se agobia, hoy la gente se estresa, tanto así, que escuchamos hasta los niños decir que están estresados.
    
Hoy por hoy, se estima que el estrés está considerado como una ciencia y como tal hay muchos especialistas o científicos en el área estudiando e investigando a profundidad la ya denominada enfermedad del siglo XXI, el famoso ESTRÉS. Se ha llegado a considerar que lo que en verdad estaba haciendo daño a la humanidad no era lo que comía sino lo que llevaba o estaba dentro del hombre, es decir, la envidia, el odio, el rencor, el rechazo, deseos de venganza, resentimientos, la avaricia, y en fin, todas aquellas situaciones que bien pueden definirse como cargas y agobios a la luz del Evangelio de Vida.

Llámesele cansancio, agobió o estrés, la gran noticia es, que Jesús se ofrece a ayudarnos, pero fijaos bien que no es a quitarnos la carga, sino a aliviarnos, ayudarnos con ella cuando ya estamos que no podemos más. Es importante saber que no es Jesús quien nos cansa, nos agobia o estresa, sino que somos nosotros mismos echándonos arriba cargas emocionales, sentimentales, económicas, sociales, laborales y hasta de familia que no las podemos soportar. Entonces nos ocurre o pasa como a los burros, que cuando lo sobrepasamos de peso, es decir, lo sobrecargamos, sencillamente se echan con todo y carga, no dan un paso más y para hacerlo hay que quitarles parte de la carga, esto es más o menos lo que hace Jesús, aliviana la carga para que podamos levantarnos y seguir andando con ella, sobre todo, tomando en cuenta que a nosotros pertenece la misma.
    
Basta que vayamos a Jesús para El aliviar nuestras cargas, lamentablemente muchos de nosotros vamos a los horóscopos, a las lecturas de tazas y barajas, a los astros y las estrellas, a los adivinos, a los juegos de azar, y hasta a los curanderos y hechiceros en procura de aliviar nuestras cargas, no sabiendo que el único remedio a todos nuestros males, defectos, errores y pecados es nuestro Señor y Salvador Jesucristo, pues no hay otro nombre dado a los hombres por el cual podamos ser salvados, aliviados, sanados, curados, y hasta destresados, a no ser el nombre de Jesús, como dice el Apóstol. 
    
Es común oír decir a mucha gente, sobre todo, los fines de semana, que van para allá o vienen para acá, porque hay que “desestresarse”, hay que votar si no el golpe, “El Mismísimo Golpe”, aunque no con Jochy Santos, y así por el estilo. Lamentablemente quienes así actúan lo hacen para divertirse, olvidando que la diversión no quita el estrés, no quita el cansancio o el agobio, ya que colocado el individuo de nuevo y de frente a la misma realidad de la cual huye o quiere escapar, el monstruo del estrés también asoma como la sangre a la herida, sin ser llamada. 
    
Hay una sola vía real, un solo camino, only one way, como se dice en inglés, y es Jesucristo, el enviado, el Mesías, el Ungido del Padre, el Cordero de Dios que quita los pecados míos, tuyos y del mundo, y el estrés del mundo también; y quien está presto y pronto a recibirte en la forma o circunstancias en que tú te encuentres en este momento, no importa de dónde vengas ni para donde vayas, si le permites que te ayude, tu carga aliviará, pues es su promesa y El ni miente ni defrauda, tanto así, que como dice el Salmo para ese mismo domingo, El es lento a la ira y rico en piedad, y ahora que se habla mucho de los lotos y los millones, El es también millonario en misericordia.  Pruébalo y verás. Amén. 

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