Frente a una situación como la que vive el país en materia del crimen y la delincuencia, se espera que la Justicia contribuya con eficacia, prontitud y seriedad en el combate de esos males. Sin embargo, la debilidad que exhibe la Justicia, por las razones que sean, la coloca como una de las instituciones peor valorada por la población. Con mucha frecuencia los delincuentes atrapados por las autoridades policiales, son liberados o reciben condenas benignas de los tribunales, cuyos jueces, alegando falacias o triquiñuelas “jurídicas”, acuerdan sanciones que son verdaderas burlas a la Justicia y a la sociedad.
Ese es el caso del nefasto fallo del tribunal que decidió liberar de culpa a cuatro de cinco delincuentes que victimizaron casi hasta la muerte a la joven Francina Hungría, quien salvó su vida milagrosamente, pero que perdió la vista como consecuencia de las heridas de bala que le proporcionaron sus atacantes para atracarla, hecho del cual quedaron grabadas hasta pruebas audiovisuales.
El fallo no pudo ser más lastimoso y revelador de la descomposición sicosocial y moral que afecta a la sociedad, la cual promueve el clima de impunidad reinante, que deja indefensa a la sociedad dominicana.
La sociedad entera debería pararse y gritar indignada y a toda voz: “basta ya” de tanta indolencia e inmoralidad y pedirle a la SCJ y al Consejo del Poder Judicial que se “manifiesten” frente a esa burla indignante del tribunal.
¡Por Dios, “crucifíquenlos”!
0 comentarios:
Publicar un comentario