En su Carta Pastoral con motivo de la independencia de la República, la Iglesia Católica ha delineado su pensamiento sobre la política y los políticos dominicanos. En su visión sobre la situación que caracteriza la vida política nacional, la Pastoral critica el clientelismo y el mesianismo de los políticos, en torno a los cuales ronda el fantasma de la reelección y el derroche de los recursos del Estado para tal fin.
En ese mismo orden, los Obispos rechazan que la política sea concebida por los políticos para el beneficio personal, justificándose tal desviación en la máxima de que “el fin justifica los medios”, cuando la política debe tener como máxima referencia el “Bien Común”, para lo cual se deben armonizar las diversas disciplinas humanas y tecnológicas que han de concurrir en las decisiones de los políticos, que han de ser guiados e iluminados por los criterios de la ÉTICA de la cual se derivan los criterios de licitud y de justicia.
Consecuentemente, los Obispos favorecen la ley de los partidos políticos, al tiempo de señalar que en el país “hace falta un proyecto de nación consensuado por todos los partidos políticos y las fuerzas vivas de la nación, donde se prioricen aquellos elementos que contribuyan mejor al progreso y a la paz social”. De igual forma, la Iglesia favorece el diálogo como vía para el consenso y la movilización de los ciudadanos organizados para que participen en la política e incidan en la mejor conducencia de los políticos, tal como se verificara en la lucha del 4% para Educación; el rechazo a la instalación de una cementera en los Haitises; y en la revisión del contrato con la Barrick Gold y la defensa de Loma Miranda.
Llama la atención que la Iglesia en su conjunto a través de su máximo órgano de dirección, se manifieste a favor de la protección de “Loma Miranda”, en momentos en que funcionarios se han expresado favoreciendo su destrucción, en obediencia a los intereses de la minera multinacional en contra del interés manifiesto de toda la Nación.
La GUIA DEL PUEBLO se identifica con la postura externada por la Iglesia, tanto en sus sugerencias para mejorar el funcionamiento de las instituciones políticas, como en defensa de los altos intereses nacionales, en particular, en defensa de Loma Miranda.
¡Qué se oiga a la Iglesia!
viernes, 21 de febrero de 2014
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