jueves, 1 de mayo de 2014

Lucha contra el narco

Los comandantes del Comando Sur y la Guardia Costera de los EE.UU han reconocido el fracaso en la lucha contra el narcotráfico, señalando que el panorama en Latinoamérica es pesimista a consecuencia de la falta de recursos, la fuerte demanda de las drogas en  norteamérica y la mejor logística de los carteles de la droga. Ese reconocimiento debe completarse con la triste realidad de que el narcotráfico y su combate, ha convertido a nuestros países, especialmente los de la cuenca del Caribe, en un espacio de guerra donde la criminalidad generada por los carteles de la droga ha creado un ambiente de inseguridad ciudadana y de alta tensión social.     
    
La admisión de los EE.UU, sin embargo, no percibe ni considera que esa guerra no se da en suelo americano, donde la droga llega con relativa facilidad y donde el mercado de consumo  también opera con relativa libertad. Así mismo, el diagnóstico del fracaso contra el tráfico de droga, no incluye el hecho de que el flujo financiero asociado a esa actividad económica ilícita, en mayor medida se integra y alimenta el circulante monetario de las economías de los EE.UU y de otros países desarrollados de Europa. De modo que el balance es: para esos países la paz y los grandes recursos del narco; y para estos países de la cuenca del Caribe  el crimen, la inseguridad ciudadana y una economía desinstitucionalizada por el poder y la economía que mueve el narco en el mundo. 
    
Bajo esas condiciones materiales determinadas por los designios de una economía imperial que admite los ilícitos económicos, siempre y cuando le favorezcan a sus intereses, es imposible que los esfuerzos y magros recursos de países como la República Dominicana, puedan combatir con éxito las nefastas influencias que en materia de seguridad y soberanía nacional está significando el narcotráfico. Así, la lucha contra el narco resulta una caricatura: No es sincera, ni honesta. No es moral que estos países víctimas del narco se esfuercen en una misión cuyo cálculo de utilidad en mayor medida sólo está dirigido a beneficiar, sin los costos de la inseguridad e inmoralidad ciudadana, a los países que dominan el gran mercado del consumo de las drogas. 
    
En ese contexto de la “dependencia”,  la estrategia de los países víctimas de la violencia y la criminalidad del narco, especialmente los de la cuenca del Caribe, debería ser otra, de modo que se eviten los efectos nocivos de esa lucha como son la criminalidad, la violencia y el desbarajuste institucional y moral provocados por los carteles internacionales de la droga y por las agencias internacionales que operan como “arrieros” del flujo financiero producido por el narcotráfico. 
¡El país, pues, debe repensar su rol en el combate del narcotráfico!

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