Como preocupante debe calificarse el hallazgo que resultó de una investigación de campo, sobre el millón seiscientos mil dominicanos que no reciben a diario, la cantidad apropiada de nutrientes a ingerir por un ser humano para alcanzar un crecimiento sano y un desarrollo mental apropiado, revelación que ha hecho precisamente la FAO.
Desde hace tiempo se volvió notorio que en muchas subregiones del país, lejos sus habitantes de conseguir un aumento de la ingesta regular de alimentos, se perdió la posibilidad de obtener ingresos pecuniarios necesarios para dar satisfacción a necesidades perentorias de subsistencia y en adición, el abandono de las labores de producción de bienes primarios de consumo, se convirtió en elemento que dificultó hasta alejar, una alimentación que contribuyese al desarrollo de muchos dominicanos.
Una alimentación deficiente o un ayuno impuesto por carencias de recursos de bienes, da lugar al surgimiento de grupos humanos de tarados que ciertamente crecen en lo físico y sin duda no se distinguen, por la figura, del resto de sus coterráneos, pero que son constitucionalmente incapaces de tolerar esfuerzos extraordinarios o cumplir operaciones intelectivas fundamentales.
Ese millón seiscientos mil dominicanos, identificados por esa encuesta como subalimentados, por consiguiente, serán una rémora para sus compueblanos y, de alguna manera, deben ser rescatados de esta triste condición.
sábado, 3 de mayo de 2014
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