El director de Migración ha lanzado una fuerte advertencia a los inmigrantes que no se acojan al Plan Nacional de Regularización de Extranjeros, indicándoles que serán deportados del país de no hacerlo. Señaló que hay que llevar a los extranjeros a la legalidad, lo que parece una intención decidida a poner orden en el desorden migratorio. Como se sabe, el descontrol migratorio en los últimos 20 años, ha sido estimulado por la apertura del país auspiciada por el “nuevo orden”, lo que se ha traducido en una presencia masiva de inmigrantes de todo tipo, especialmente de procedencia haitiana, cuya mano de obra se ha integrado a los principales renglones de la economía, siendo atraída tanto por el gobierno para las grandes obras de infraestructura y por los empresarios del los sectores agrícola, construcción y turismo, además de servicios varios. La presencia de haitianos ilegales en el país se observa de forma masiva en todas las ciudades y campos dominicanos y se cree que esa población supera el millón de personas, constituyendo un grave problema hasta para la soberanía nacional.
Frente a ese grave problema, que motiva el sentimiento patriótico y nacionalista de muchos, de forma apasionada e irracional ciertos órganos del Estado adoptaron un conjunto de medidas para despojar de la nacionalidad de dominicanos a los hijos de aquellos haitianos, en su mayoría contratados por el propio Estado para la industria azucarera, descendencia que en la mayoría de los casos no sólo formó su personalidad social como dominicano, sino que obtuvo la documentación que lo identificaba como tales dentro del marco constitucional y legal vigente hasta el 2010, cuando se cambio la Constitución y los criterios para adquirir la nacionalidad.
Esa acción no sólo violentó el marco constitucional que definía como dominicanos a todos los nacidos en el territorio nacional, exceptuando los hijos legítimos de diplomáticos y de personas en tránsito, sino que, además, violentó los derechos humanos de los afectados también contemplados en la misma Constitución, así como en los convenios internacionales de los cuales el país es signatario. De esa manera se ha creado un mayúsculo problema que el propio Presidente Medina calificó de “drama humano” y que ahora Leonel Fernández reconoce que no debió crearse, y que ha merecido la reacción de la comunidad internacional exigiendo la rectificación.
Por la racionalidad
Pero lo peor que está pasando ahora es que la desordenada inmigración haitiana se agrava porque en vez de dirigir los pasos hacia el control de la frontera, los puertos y aeropuertos; la inmediata aplicación del plan de regularización; y la consecuente repatriación masiva de ilegales, lo que se hizo fue dejar desguarnecida la frontera, además de prohibir, mediante decreto, las deportaciones hasta que se aplique la regularización. Es decir, que estamos en peores condiciones y desacreditados en el mundo entero. Y es en estas condiciones que el director de Migración hace la advertencia a los haitianos ilegales de que se regularicen o son deportados. Es un grito de impotencia porque la acción no se orientó con “racionalidad”.
miércoles, 16 de abril de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario